Chris Ramos, nuevo jugador del Cádiz CF, cerró su etapa este miércoles en el Lugo con una rueda de prensa de despedida después de tres años "increíbles" en el conjunto gallego para firmar por el club de su ciudad y de su corazón en una "oportunidad que no podía dejar pasar" y con la que cumple "un sueño".
"Ahora empieza una etapa nueva en mi vida que afronto con la mayor ilusión y en la que espero y sé que voy a ser muy feliz. Es un sueño desde chico. Soy de Cádiz, soy cadista, imagínate jugar en el equipo de tu vida y en Primera. Soy el más feliz del mundo", comentó en una comparecencia en el Anxo Carro.
El jugador andaluz, que anotó siete goles en la primera parte de la temporada, dijo que "no podía dejar pasar esta oportunidad" que se le presentó y por eso le pidió al presidente, Tino Saqués, que "hiciera un esfuerzo" y gracias a eso pudo conseguir su "sueño".
"Es el club de mi tierra, el de mi vida", señaló sobre el Cádiz, en el que se reencontrará con Sergio González, quien le entrenó en el Valladolid.
Ramos, que se comprometió con el Cádiz hasta 2028, aseguró que vive "un momento muy feliz" en su vida, pero "también triste porque más que un club" abandona "una familia".
"He sido muy, muy feliz. Compañeros, cuerpo técnico, fisios, utileros, directiva, todos los empleados se han portado genial conmigo y me han hecho la vida más fácil y crecer como futbolista y persona", valoró.
El central asturiano Jorge Meré, quien regresa a Primera división, categoría en la que jugó con el Sporting de Gijón, destacó en la sala de prensa del estadio Nuevo Mirandilla que el Cádiz tiene “muy buen equipo” y que “todos” los jugadores tienen “ganas” de “tirar adelante”.
"Es un día muy bonito, desde las primeras horas del fichaje tengo muchas ilusiones y responsabilidad puestas en el proyecto. Queremos llevar el barco hacia adelante y tenemos plantilla para hacerlo”, afirmó el nuevo defensa del conjunto amarillo, quien ahora espera "darle caña" para "estar finos y poder competir sin problema" la próxima semana.
Su nuevo compañero Sergi Guardiola subrayó que él y Sergio González, que ya fue su entrenador en el Real Valladolid, club del que procede, se conocen "bastante" y que el reencuentro con el técnico catalán es "un aliciente” para “ayudar” al club en su intento por salvar la categoría.
Para el delantero balear, "la competencia sana es buena" y es "va a venir bien a todos para empujar un poco más" y "luchar por la permanencia", y añadió: "me siento más cómodo jugando con dos puntas, aunque vengo de hacerlo con uno solo; al final es una decisión del míster y encantado de lo que termine haciendo”.