Todos empiezan ahora de cero con Aouar... menos, quizás, el Betis

Houssem Aouar, de seguir en sus trece de no renovar con el Olympique de Lyon, se convertirá en una de las 'gangas' del próximo mercado estival. De seguir porque, a estas alturas, nada está claro en lo que respecta al futuro del mediocentro, gran objetivo en la anterior ventana del Real Betis, que no pudo contentar las exigencias económicas del dueño de sus derechos federativos, que comenzó pidiendo 20 millones y aceptando luego la inclusión en la operación para abaratarla de William Carvalho, que se negó. Además, en Heliópolis contaban con una gran venta, acaso en la 'sala de máquinas', que justificara el refuerzo ahí y lo financiara. El franco-argelino se mantuvo firme y, pese a que el anterior entrenador, Peter Bosz, lo condenó al ostracismo tras sustituirlo de manera temprana en la primera jornada de la Ligue 1 por la expulsión del meta Anthony Lopes, no cedió a las presiones y decidió apurar su contrato, que expira el 30 de junio de 2023.

Incluso, ya con la ventana de transferencias cerrada, el '8' llegó a confesar que había puesto de su parte, aceptando hasta cuatro ofertas de clubes extranjeros (una de ellas, del Betis, y otra, del Nottingham Forest), pero, entonces, fue el OL quien no quiso venderlo a la baja. Su falta de minutos (cero entre la segunda y la décima entregas del campeonato francés, aunque al principio con la coartada de una lesión leve de tobillo) invitaba a pensar en un adiós invernal, con clubes como el Milan y la Roma tomando posiciones, una pésima noticia para los heliopolitanos, que no podrán realizar desembolsos en invierno, al tiempo que los estivales dependerán de la tan cacareada salida con plusvalías que permita equilibrar los números en La Palmera. Sin embargo, la llegada al banquillo lionés de Laurent Blanc, que ha devuelto a Aouar sus galones, le han terminado de convencer para acabar el curso en su club de toda la vida.

Un giro decisivo en su carrera

Pero, además, una decisión reciente del centrocampista creativo se antoja decisiva para su futuro inmediato, circunstancia que no tiene por qué ser necesariamente mala para el Betis, uno de los pocos que no parte de cero con Houssem. Y es que, aparte de tramitar ya su pasaporte argelino para ser internacional absoluto con la selección de sus ancestros, habida cuenta de que no ha tenido continuidad la llamada de Deschamps (en agosto de 2020, precisamente, se quedó a las puertas por Covid, siendo suplido por su amigo Fekir, aunque se estrenó con 'les bleus' en un amistoso contra Ucrania en octubre de ese año, repartiendo dos asistencias), ha cambiado en menos de un año por segunda vez de representante.

En primer lugar, optó por terminar su relación unilateralmente (con una reclamación judicial de por medio) con la potente agencia Wasserman (la de Fede Valverde, Laporte, Gio Reyna o Moukoko), dejando sus designios en manos de su hermano Brahim, si bien acaba de firmar, según se comenta en los mentideros futbolísticos, por otro grande, ICM Stellar Sports (la de Grealish, Camavinga o Unai Simón). Ahora, la mega empresa propiedad de Jonathan Barnett y David Manasseh supervisará los preacuerdos y tratará de incorporar, claro está, su criterio a la hora de seleccionar un destino. Para la mayoría, dependiendo de su relación con sus nuevos gestores, será un avance o un retroceso, pero el Betis parte con una ligera ventaja. De un lado, la antigüedad de los contactos y su cercanía, ya que Antonio Cordón se ha reunido, al menos, dos veces con Aouar y su familia. Y, en segundo lugar, el factor Fekir.

No es ningún secreto que los hermanos propiedad del club verdiblanco, tanto Nabil como Yassin, son muy amigos del centrocampista lionés. Nacidos todos en esa ciudad cercana a la frontera con Suiza, Houssem se sintió, en cierta manera, apadrinado por el mayor de la saga, cuatro años mayor, aparte de muy cercano al pequeño, prácticamente coetáneo. Recientemente, mientras decidía su futuro, el entorno de Aouar estuvo en tierras sevillanas, invitado por los Fekir, en cuyo domicilio se quedaron unos días, para conocer la ciudad, el club (con asistencia desde el palco del Villamarín a dos encuentros), el ambiente y el proyecto, quedando encantados. Hay quien asegura que, incluso, el protagonista estuvo de incógnito, pero lo cierto es que los expedicionarios inspeccionarios varias posibles residencias, decidiéndose por una, para quedarse si se decide a ser verdiblanco a partir del 1 de julio del año próximo. Dinero aparte, hay que inferir que las sensaciones y los deseos del propio jugador terminarán decantando la balanza.