Interesante y extensa entrevista de Héctor Bellerín con 'BBC Sports', donde desvela que, aunque siempre se asoció el germen bético a su padre, realmente era su abuela paterna la que le inculcó, como poco, la curiosidad por el verde y el blanco. Se formó, en cambio, en el FC Barcelona, no sólo el club más grande de su provincia (nació en Badalona), sino de toda la Cataluña, además de ser puntero en España, Europa y el Mundo. Como futbolista del Arsenal, vino cedido al Real Betis para cerrar el círculo familiar... y quedó prendado. Tanto que ha porfiado desde aquel verano de 2022 para volver y quedarse. Lo consiguió el pasando, echando raíces en la que ya considera su casa. En su antigua, Londres, sonríen con beneplácito en la distancia al comprobar que ha caído de pie en una institución que, desde el punto de los valores y los compromisos sociales, es la horma de su zapato.
Destaca el prestigioso medio británico la afinidad del lateral derecho con Heliópolis, con "su misma brújula moral" en defensa de la sostenibilidad, la conciencia colectiva y el medio ambiente. Porque el deportista de 28 años aborda habitualmente temas como la salud mental y la masculinidad, defendiendo que "no todos los futbolistas están interesados en conducir coches enormes y ser tan fuertes y varoniles", recalcando que, en su opinión, clubes deberían estar obligados a proporcionar psicólogos y dar tiempo a los profesionales para trabajar en su estabilidad anímica. Accionista de un club pionero en este sentido como el Forest Green Rovers, dio ejemplo desde su aterrizaje junto a su novia con el programa 'Fútbol Más' (jugando y charlando con los más jóvenes en los barrios del extrarradio) y haciendo suya 'Forever Green', la plataforma del Betis que acapara acciones, premios y reconocimientos.
"Es algo que tengo en cuenta en cada decisión de mi vida. Soy parte de un club de fútbol que es consciente de ello, que está tratando de implementar sistemas para los aficionados, los trabajadores, el personal y los jugadores también, para hacer las cosas más fáciles y tener un estilo de vida más ecológico; es importante y una inspiración", aclara Bellerín, que va a entrenar habitualmente en bicicleta y aboga por el vehículo eléctrico para reducir emisiones y contaminación. Y no se queda ahí: pide menos vuelos, no usar camisetas nuevas en cada partido y producir menos residuos, por ejemplo. "En casi todos los países de Europa podríamos viajar en tren. Con Wenger, cada vez que teníamos que ir a Manchester o Liverpool, solíamos hacerlo". Ahora que acaba de leer el clásico de 1992 'Fever Pitch' de Nick Hornby, lamenta que el fútbol se esté "alejando de lo que alguna vez fue".
Para el catalán, "cada día se trata más de márgenes, de si se puede ganar más dinero, y menos de la gente; de algo más elitista, que está perdiendo un poco la esencia de lo que realmente es", aunque acepta que el balompié "debe modernizarse, como cualquier industria, pero no llegar tan lejos". Por suerte, coincidió en el vestuario de La Palmera con varios futbolistas afines como Borja Iglesias, Aitor Ruibal o Loren Morón, entre los que ha habido "conversaciones incómodas", porque quieren "aprender y dar ejemplo", de lo que se siente "muy orgulloso", ya que el club "influye y promueve este tipo de comportamiento entre su afición". El problema es que viven en una sociedad de la cancelación, por lo que, especialmente los hombres, "prefieren no expresar sus emociones" y mucho menos mostrar evolución: "Las personas que no quieren cambiar son las que te señalan con el dedo, te llaman hipócrita, porque piensan que, por ser de una manera hace años, hoy no puedes ser diferente".
Y termina Bellerín: "A veces, los hombres no hablan de sus errores porque tienen miedo; tal vez en el pasado tuvieron opiniones distintas debido a la forma en que nos criaron o fuimos educados. Cuando se vive en una sociedad que no acepta ni siquiera un pequeño error, a la gente le resulta más difícil exponerse. Te dicen que te centres en el fútbol. Es muy divertido, porque a los futbolistas sólo les dicen eso cuando hablan de algo o hacen algo que no es demasiado masculino. Cuando juegan a la PlayStation y conducen coches rápidos, cuando nos emborrachamos o lo que sea, no hay nada que decir al respecto. Pero cuando Borja Iglesias se pinta las uñas o cuando voy a un desfile de moda, entonces es cuando nos cuestionan, es cuando todo lo que hacemos fuera afecta a nuestro fútbol".