El pasado 10 de octubre, después de estar un tiempo jugando solo media hora cada jornada, se cerró su traspaso al Atlético de Madrid. Los rojiblancos pagaron 20 millones de euros a un FC Barcelona muy necesitado económicamente. Tras aquello llegó la Copa del Mundo de Qatar, en la que Francia llegó a la final gracias al gran nivel de Griezmann.
A sus 31 años, el francés vuelve a sonreír y a ser pieza clave para el Atlético de Madrid, que respira aliviado al saber que el ex de la Real Sociedad todavía puede marcar la diferencia. Simeone nunca dejó de apostar en él y Griezmann está respondiendo. En el último partido de Copa del Rey ante el Oviedo, Griezmann dio muestras de su inmensa calidad, demostrando que el juego rojiblanco se basa en él. El francés disputó dicho encuentro porque renunció a sus vacaciones, adelantando su regreso una semana antes de lo previsto. La base del 'cholismo' es que el esfuerzo no se negocia, algo que Griezmann, pese a ser el mejor, no deja de demostrar.
Sus críticos intentan achacarle la falta de gol, pero lo cierto es que los datos dicen otra cosa. El francés ha aportado 205 goles entre sus 147 tantos y sus 58 asistencias a lo largo de sus 316 partidos.
Durante su primera etapa como colchonero no fue un líder. Había otros futbolistas con más galones dentro del vestuario. Esto ahora ha cambiado. Griezmann no solo es la brújula del equipo sobre el césped, también ha empezado a serlo fuera del campo.
"Griezmann es un espejo en el que mirarse. Siempre quiso estar acá y en base al trabajo recuperó el afecto para con él, es un buen espejo para sus compañeros por sacrificio, talento y entrega", dijo Simeone tras la victoria (0-2) en Copa ante el Oviedo.
Este fin de semana, el francés se verá las caras con su pasado, en el vigésimo octavo enfrentamiento de su carrera contra el FC Barcelona. Anteriormente, sus duelos ante los azulgranas se saldaron con cinco victorias, seis empates y 16 derrotas, además de seis goles y cuatro asistencias. Jugar un gran partido ante el Barça y colaborar con un gol a la victoria de su equipo sería la forma perfecta del francés para dar por cerrado un capítulo de su carrera deportiva que dejó mucho que desear para él, quedando demostrado que su paso por Barcelona fue un error.