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El Valladolid, la motivación como impulso para un equipo con hambre de ascenso

El Valladolid, la motivación como impulso para un equipo con hambre de ascenso
El Valladolid, la motivación como impulso para un equipo con hambre de ascenso
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura

Valladolid, 3 jun (EFE).- Ser entrenador, ya sea de fútbol o de cualquier otro deporte, no es fácil, aunque todo el mundo acostumbre a dar su opinión y a sentirse capacitado para dar órdenes a jugadores. Porque dirigir a un equipo no es solo imponer un orden táctico, sino que es fundamental saber motivar a la plantilla.

Sergio González llegó a Valladolid el 11 de abril, ilusionado ante el reto que suponía tomar las riendas de un equipo que, a falta de ocho jornadas, quería seguir aspirando a entrar en las plazas por el ascenso, pero se había quedado trabado y el anterior técnico, Luis César, no supo sacarle más jugo.

Ya en su primera rueda de prensa, González dejó claro que al Real Valladolid se le podía dar "una chispa más", y esa descarga que aportó fue el componente psicológico, transmitiendo una motivación y una confianza a los jugadores que les hizo creer en sí mismos, lo que se trasladó al terreno de juego.

No empezó bien el entrenador catalán, puesto que en el primer partido ante el Sporting de Gijón, el cuadro blanquivioleta perdió 0-1, con un tempranero gol de los asturianos en el minuto 3, pero la imagen del equipo fue de dominio y de ganas por demostrar que podían dar más.

Esas buenas sensaciones se convirtieron en algo palpable en el siguiente partido ante el Oviedo, en el que los vallisoletanos sumaron una victoria que les dio alas para seguir "in crescendo", y para poner sobre la mesa todas las cartas, si bien en Zaragoza terminó esa racha sin perder, en un choque polémico, con dos penaltis a favor de los maños.

Aun con esa derrota, el Real Valladolid dependía de él mismo para meterse en los 'playoffs', y estaba obligado a ganar a Osasuna para conseguirlo, por lo que Sergio González apeló a esa capacidad de estimular a los jugadores para echar el resto y hacer frente al objetivo del club desde el inicio de temporada.

La superstición tiene un protagonismo en este tipo de encuentros y, en el caso del técnico del Real Valladolid, se tradujo en su "uniforme de la suerte", con pantalón vaquero, camisa azul celeste y camiseta interior blanca. Se trataba de conjurar a todos los espíritus buenos y alinear los astros, fuera como fuese.

Y todo salió bien, desde el minuto uno. El Real Valladolid fue capaz de superar la presión a la que le sometió el Osasuna con calidad y ganas, con un buen juego colectivo fraguado desde la portería, pasando por la defensa, por un seguro centro del campo y por dos delanteros con ansia de gol.

Pero hubo otro protagonista, el jugador número doce: una afición que se volcó con el equipo y que, además de llenar el estadio José Zorrilla, realizó un espectacular recibimiento a los jugadores a su llegada, lo que les insufló aun más moral para salir al campo con la única intención de ganar.

Será el Sporting de Gijón el primer rival a batir en la promoción por el título, en doble partido de ida y vuelta, que se disputarán el jueves 7 de junio, en Valladolid, y el 10 de junio en El Molinón y, si el cuadro blanquivioleta logra pasar esta ronda, se medirá al Numancia o al Zaragoza, que dirimirán la otra eliminatoria.

El camino hacia el ascenso será complicado, pero el Real Valladolid ha demostrado estar en el mejor momento de forma y su capacidad para ser equipo de Primera. Sergio González estará con los jugadores, con la tranquilidad de continuar una temporada más, y eso es un plus más para que se mantenga la fuerza y la unión hasta el final, y se pueda obrar el milagro.

Inés Morencia