No hay duda de que la crisis económica se ha instalado en el mundo del fútbol. Llegó más tarde. Pero llegó. Y con la misma fuerza con la que está destrozando paulatinamente a otros sectores de la vida. No hace falta ir muy lejos para encontrar ejemplos de este ´fútbol supervivencia´ que hoy presenciamos. Porque sólo Madrid y Barça se libran del descalabro. Los demás, desgraciadamente, capean el temporal como pueden y buscan soluciones donde no las hay para terminar la temporada con la esperanza de que los tiempos cambien pronto.
No obstante, y muy a pesar de la crisis, la reinvención que han sufrido muchos equipos es realmente llamativa. Véase el Levante, un club prácticamente hundido hace unos años que este curso incluso se ha paseado por Europa. ¿El secreto? Esfuerzo, mucho esfuerzo, un entrenador que convence con su estilo (ya sea más o menos atractivo) y, sobre todo, visión de futuro a la hora de contratar futbolistas. Porque incluso para fichar barato hay que saber fichar.
En el extremo opuesto está el Xerez, una entidad que se ha desintegrado desde dentro. Así de sencillo. Un equipo que tenía entre sus objetivos el ascenso a Primera la pasada campaña comenzó a tambalearse desde lo institucional cuando los vientos empezaron a soplar. Y rápidamente se vieron las carencias: un dueño que ´no sabe no contesta´, un proyecto marcado por la economía de guerra y, lo más grave de todo, un club que comenzó a quemarle en las manos a los que debían defenderlo desde hace demasiado tiempo. Futbolistas que no cobran, estadio vacío, espantadas varias... No sorprende ver al Xerez hundido en el pozo de Segunda sólo a la espera de que las matemáticas le sellen el certificado de defunción.
José Manuel Cano2 min lectura