La selección
española sub-17 tratará de alzarse mañana (20:00) ante Inglaterra con un título de campeón continental que se le resiste desde 2008, en una final del Europeo de Croacia en la que
España buscará su tercera corona, la novena si se incluyen las seis que logró cuando el torneo estaba restringido a los menores de 16 años.
Una larga espera a la que el conjunto español estuvo a punto de poner fin el pasado año, cuando el equipo dirigido por Santi Denia cayó ante
Portugal en la final del Campeonato de Europa disputado en Azerbaiyán en la tanda de penaltis. Dolorosa derrota que intentarán hacer olvidar mañana en el estadio NK de Varazdin una nueva generación de jugadores, liderada por el delantero
Abel Ruiz, el único integrante del equipo español, junto con el técnico Santi Denia, que participó en la final disputada hace un año en Bakú.
De hecho, el jugador del
Barcelona parece empeñado en resarcirse a base de goles de la derrota sufrida ante los lusos, tal y como atestiguan los cuatro tantos, tres de ellos de penalti, que
Abel Ruiz contabiliza en la presente edición del torneo. Aunque por encima de su efectividad, si por algo ha destacado el capitán español, es por su competitividad, un carácter ganador que impregna a todo el conjunto español, que ha mostrado en Croacia su mejor versión cuanto más difíciles han sido las adversidades.
Una fe inquebrantable en sus posibilidades, que permitió a
España remontar (2-3) el 2-0 adverso con el que marchaba a los once minutos de juego ante Turquía en la jornada inaugural, o empatar (1-1) en el tiempo de prolongación ante Croacia. Si bien, la mayor demostración de madurez del conjunto español llegó el pasado martes en las semifinales disputadas ante
Alemania, en un choque en el que los de Santi Denia se vieron abocados a la tanda de penaltis, tras desaprovechar una pena máxima a falta de diez minutos para el final.
Competitividad que la selección española tratará de volver a poner mañana de manifiesto en una final, en la que si no ocurre algún percance de última hora,
España apostará por el mismo once que ya alineó ante
Alemania en las semifinales y Francia en los cuartos de final. De este modo, Santi Denia volverá a confiar en defensa en la pareja de centrales formada por Víctor Chust y Hugo Guillamón, escoltados en los laterales por Juan Miranda y Mateu Morey, una de las grandes sensaciones del torneo.
El timón del equipo recaerá una vez más en la dupla compuesta por el madridista
Antonio Blanco y el barcelonista Jandro Orellana, eje de una medular, que completarán en los tres cuartos Moha, como media punta, y Ferrán Torres y
Sergio Gómez en las bandas. Por su parte, Abel Ruiz volverá a actuar como única punta del conjunto español ante una selección inglesa, que no sabrá hasta el último momento si podrá contar con el centrocampista Tashan Oakley-Boothe, que tuvo que ser trasladado el martes a un hospital, tras sufrir un fuerte golpe en el cuello y la cabeza en el duelo de semifinales ante
Turquía.No obstante, el mayor peligro para el conjunto español provendrá del veloz y habilidoso centrocampista del Manchester City
Jadon Sancho, autor de cinco goles en Croacia, y que fue decisivo en el pase de Inglaterra a la final, tras firmar un gol y una asistencia en las semifinales ante los otomanos.
Sancho representa, mejor que nadie, la evolución que ha vivido el juego de las categorías inferiores de la selección inglesa en los últimos años, en los que los "young lions" han abandonado las más rancias costumbres del fútbol británico por un juego más asociativo.
Una evolución que España ya sufrió en 2010, cuando cayó por 2-1 ante Inglaterra, un equipo en el que ya brillaba el centrocampista del Everton
Ross Barkley, en la final del Europeo disputado en Liechtenstein. Derrota de la que España, que ya venció a los ingleses en la final del año 2007 con un solitario gol de
Bojan Krkic, intentará resarcirse mañana, en un choque en el que la selección española peleará por recuperar la hegemonía perdida en la categoría sub-17.