A sus 29 años, en
plena madurez deportiva tras vivir
dos duros años en Liverpool y Sevilla, el delantero
Iago Aspas, un futbolista que desborda el descaro de haber crecido jugando en la calle, se estrena en una convocatoria de la selección española, a la que llega como
máximo goleador español de la Liga.
Apegado a su familia -acaba de ser padre- y amigos, Aspas
ha explotado en su segunda etapa como celeste las virtudes que
no acertaron a ver en Anfield o en el Sánchez-Pizjuán, donde vivió a la sombra de cuatro delanteros de talla mundial:
Luís Suárez y Sturridge -en el conjunto inglés- y
Bacca y Gameiro -en el Sevilla-.
Tímido fuera del campo, donde exhibe
un carácter casi indomable, Aspas es uno de esos gallegos que mejor ayudan a entender el significado de la palabra
"morriña". En Moaña, su pueblo, y en el Celta ha vuelto a sentirse querido, lo que necesitaba para confirmar el gran futbolista que lleva dentro. Y es que firmar un contrato millonario no ha cambiado sus hábitos: jugar a las cartas con los amigos de siempre en el bar, ir a las fiestas populares de O Morrazo y dejarse ver en los campos de Segunda división B o Tercera.
Debutó con el primer equipo celeste el 6 de junio de 2009, en un dramático partido contra el Deportivo Alavés por
eludir el descenso a Segunda División B, choque que el conjunto gallego acabaría ganando gracias a
dos tantos suyos en los últimos diez minutos.
Un doblete con el que el canterano acababa de evitar el descenso, y probablemente la desaparición del club. La imagen de Iago Aspas sobre los hombros de sus compañeros es difícil que la olvide el celtismo, sobre todo porque esa estampa se repitió en junio de 2012, con la consecución del ansiado ascenso a Primera.
Un éxito en el que aquel
recogepelotas que soñaba con ser Mostovoi tuvo un protagonismo mayúsculo con 23 goles. Y es que la temporada 2011/2012 fue la de la eclosión del
'Zar' de Moaña, un futbolista distinto que no tardó en convertirse en
la nueva bandera del celtismo.
"Marcará una época en el Celta.
Si fuese argentino y jugase en River Plate,
valdría quince millones de euros", llegó a decir de Aspas José Luis 'Chuti' Molina, ex coordinador de las categorías inferiores del conjunto vigués y que
pasó efímeramente por el Betis, al que Iago llegó de la mano de su hermano Jonathan, quien jugó tres temporadas en la primera plantilla celeste.
Aspas es futbolista, pero bien
podría ser entrenador o director deportivo porque ama este deporte. Es capaz de recitar las plantillas de cualquier equipo de Primera división o de la Premier League. Cuando no está entrenando, con su familia o amigos, está viendo un partido de fútbol.
Es su verdadera pasión, la misma con la que juega cada partido, la misma que le llevó a dar un cabezazo a
Carlos Marchena durante un derbi contra el Deportivo, justo cuando
Vicente del Bosque tenía apuntado su nombre en su agenda como candidato a la selección, a la que llega ahora
de la mano de Lopetegui, favorecido por la lesión de
Diego Costa.