En un dramático suceso en el aeropuerto internacional de Tokio-Haneda, un Airbus-350 de la compañía Japan Airlines se vio envuelto en un incendio tras colisionar con un avión de la guardia costera japonesa. Este último estaba destinado a llevar suministros a los desalojados por el reciente terremoto que azotó el país en Año Nuevo. La colisión resultó en un incendio que consumió completamente la aeronave comercial.
Las 379 personas a bordo del Airbus-350, entre ellas 367 pasajeros y 12 tripulantes, lograron ser evacuadas a tiempo mediante una rampa inflable en la parte delantera de la aeronave. Aunque todos quedaron a salvo, el accidente dejó a 17 personas con heridas de diversa consideración. Trágicamente, en el avión de la guardia costera, cinco de los seis ocupantes perdieron la vida, dejando al capitán gravemente herido como el único sobreviviente de esta lamentable tragedia.
El Airbus-350 de Japan Airlines, que provenía de Hokkaido, había aterrizado poco antes de la colisión. Testimonios de pasajeros describen un "ruido sordo" y la percepción inicial de un "aterrizaje brusco". Sin embargo, la falta de anuncios claros generó confusión en el proceso de evacuación. Algunos pasajeros informaron sobre el cierre de las puertas traseras, lo que motivó su salida por las delanteras.
Aunque las causas del accidente están bajo investigación, el subdirector de la Guardia Costera de Japón, Yoshio Seguchi, compartió información preliminar. Según el capitán del avión de la guardia costera, "el avión explotó en la pista y que él logró escapar". El avión militar se dirigía a su base en el aeropuerto de Niigata para entregar ayuda humanitaria a los afectados por el terremoto.
El primer ministro Fumio Kishida ha instado a sus ministros a realizar "todos los esfuerzos posibles para investigar la colisión". A pesar de la rápida y eficaz evacuación, el incendio del Airbus-350 llevó al cierre de las cuatro pistas del aeropuerto de Haneda destinadas a vuelos nacionales. Japan Airlines y All Nippon Airways (ANA) cancelaron todos sus vuelos asociados con este aeropuerto.
Esta tragedia se desarrolla en un contexto en el que Japón aún lidia con las secuelas del terremoto de 7,4 que sacudió el país en Año Nuevo, cobrándose la vida de al menos 48 personas. La investigación y el esclarecimiento de este incidente se perfilan como cruciales para entender lo sucedido y, con suerte, prevenir futuros accidentes de esta naturaleza en el ámbito aeroportuario. Este desafortunado evento pone de manifiesto la vulnerabilidad inherente a la aviación, recordándonos la importancia continua de la seguridad y la eficacia en el transporte aéreo.