En el Betis, tras el fiasco de Granada, no las tienen todas consigo. Es cierto que, históricamente, en un derbi las diferencias se recortan en teoría y que cualquier detalle puede decantar la balanza de un lado u otro, si bien en los antecedentes más cercanos la lógica se ha impuesto las más de las veces. Ahora mismo, los presupuestos y objetivos del Sevilla son superiores a los de su eterno rival, circunstancia que justifica el rol de favorito de los de Sampaoli.
Precisamente por eso, el recelo también se instala esta semana en Nervión. Tanto por la acumulación de compromisos que no sufren en Heliópolis como por la posibilidad de que salte una sorpresa que ya se produjo en Cornellà y Granada. Los de Víctor, además, son otros en el Villamarín, por lo que el contexto se antoja más proclive a la igualdad que a otra cosa.