Cuando hace un mes
KC Rivers dejaba Sevilla, las vestiduras del
Betis dejaban entrever las costuras de un plantel que posteriormente se ha demostrado insuficiente y que lejos de corregir deficiencias surgen nuevas. Y así, la necesidad de reforzarse se ha vuelto urgente. Señal en rojo llamativo, letras grandes y pitido infernal después de las victorias de
Manresa (que visita San Pablo el domingo) y
Estudiantes, que dejan al cuadro hispalense como colista en solitario de la
Liga Endesa.
Si a principios de temporada el rebote y la solidez defensiva eran las principales rémoras del grupo de
Curro Segura, hoy son un equipo que intercepta mejor el balón y ha cerrado un poco su juego interior en defensa; sin embargo, ha mermado la capacidad anotadora y su eficacia desde la línea de 6,75 metros.
Aunque los números del escolta americano no eran excesivamente altos, su sola presencia centraba la atención de los rivales, que posibilitaba mayores espacios para las internadas y situaciones de tiro cómodas para otros jugadores como
Slaughter, que ha pasado de promediar 22,5 puntos por partido a una media de 8 puntos.
A excepción de
Conger, que dio un paso adelante,
Segura mira el banquillo en busca de soluciones que no halla.
Sipahi empieza a perder confianza y el técnico tira de
Slaughter mientras descansa
Oliver, carece de un pívot que pelee en la pintura o de un alero que complemente la labor anotadora.
Mientras tanto, otros conjuntos de la zona baja se refuerzan y se mueven en el mercado.
Estudiantes, pese a su precaria situación económica, ya ha anunciado dos fichajes en el último mes. Días antes de la salida de
Darío Brizuela a
Unicaja había firmado a
Toney Douglas y la semana pasada el equipo malagueño le cedía a Aleksa
Avramovic, una apuesta a medio plazo que debe adaptarse a la
ACB y que tendría menos minutos con la llegada de
Brizuela. También el
Manresa ha 'pescado' y ha incorporado a un viejo conocido bético,
Luke Nelson, cedido por
Gran Canaria.