Sorprendía hace varias semanas, no la defensa a su entrenador, sino la contundencia con la que se mostró
Miguel Torrecilla, director deportivo bético, al referirse al madrileño, dejando claro que sería el técnico de la 17/18 pese a que las sombras mostradas desde su llegada para sustituir a
Poyet se imponen a las luces. Estas palabras pueden suponer unas cadenas en cualquier decisión del salmantino, preso de su discurso, al igual que
Víctor Sánchez, plano sobre el terreno de juego e irritante en sala de prensa en sus valoraciones. Cierto es que los proyectos necesitan tiempo y estabilidad, como reclamó
Víctor, pero el tiempo también se gana con hechos y ni dentro ni fuera del campo lo está logrando.