ANÁLISIS

Un Sevilla de derechas

Carlos PérezCarlos Pérez
3 min lectura
Un Sevilla de derechas
El equipo de Machín vuelca su juego al costado de Navas. - Carlos Pérez (@carlosperezED)
El domingo, dio la sensación de que al Athletic no le costó defender: cuando Éver Banega recibía, los pupilos de Garitano no dejaban que Roque Mesa ni Pablo Sarabia se girasen, mientras que si el pase iba hacia afuera, a los carrileros nervionenses les hacían un dos contra uno. Eso les obligaba a echarla hacia atrás o a jugársela, hasta acabar perdiéndola.

Quedó señalado especialmente Sergio Escudero, porque Jesús Navas, antaño centrocampista, lleva años teniendo que lidiar con el lateral y el extremo contrarios, y en alguna ocasión, por insistencia, se asomaba por la línea de fondo para centrar.

Sin confianza ya en Guilherme Arana, Pablo Machín decidió meter a Quincy Promes en el costa siniestro, algo que repetirá en la vuelta copera y que, si sale bien, seguirá haciendo hasta final de la temporada, aun a sabiendas de que tiene sus riesgos: el holandés es un extremo de 4-3-3; es decir, casi un delantero más, y no tiene conceptos defensivos adquiridos.

En el caso de que no vaya bien el experimento, Caparrós no descarta reforzar ya en enero un puesto determinante para el juego de Machín, quien apuesta por la profundidad por fuera. Y difícilmente saldrá, pues Promes es diestro. Su fútbol siempre se ha basado en diagonales interiores y ahora se le pedirá que corra pegado a la cal, con la dificultad de tener que controlar, conducir y centrar con su pierna menos buena. 

Y es que existe, claramente, un Sevilla de derechas. Sólo Arana, Escudero, Franco Vázquez y Sarabia son zurdos. Ni el portero ni los centrales, lo que condiciona la salida desde atrás de un conjunto volcado claramente al lado de Navas. No en vano, no hay ningún equipo en LaLiga que ataque más por esa zona que el nervionense. 


Equipos que más atacan por la derecha:


Y sólo hay uno que ataca menos por izquierda que el Sevilla: 


Seguramente, podría haber llegado un central más contrastado y no Wöber, pero en una defensa de tres resulta fundamental que el de la izquierda sea zurdo, para que pueda acudir con más facilidad a hacerle la cobertura al carrilero, para evitar que el rival llegue con más facilidad a la línea de fondo y para que el inicio de la jugada sea menos previsible. Y central zurdos hay pocos. Buenos, aún menos. Y son muy, muy caros.

Así pues, Caparrós se la ha tenido que jugar con un joven zaguero que domina la pierna izquierda y del que se guardan en la secretaría técnica jugosos informes. Lo de un nuevo carrilero zurdo ya se estudia.