El chileno Manuel Pellegrini no se escuda en el lugar común ni pone paños calientes a la adversidad, reconoce estar "amargado" por la eliminación ante el Eintracht en octavos de Liga Europa y, por encima de todo, hace de la necesidad virtud, exprime ventajas de la desventaja y busca el lado bueno para los suyos.
Lo dijo como en una pizarra, a veces le falta la tiza, cuando diseccionó el empate de los suyos ante el Eintracht y la caída en el último minuto de la prórroga con un gol en propia meta del argentino Guido Rodríguez después de que Borja Iglesias igualara la eliminatoria ante los francforteses sobre la bocina de los noventa reglamentarios.
"Un empate muy doloroso" porque, después de diez partidos, el Betis quería seguir en Liga Europa, dijo en el postpartido el técnico chileno, conocedor de los arcanos del fútbol y sabedor de que algunos arúspices y agoreros habían alertado de que el Betis podía estar saturado, 'atorado' en términos taurinos, lo que ha negado siempre Pellegrini de manera taxativa, siempre razonada.
Tras afirmar que el vestuario estaba afectado y que su equipo lo tuvo "todo para seguir" ante "un muy buen equipo que venía con marcador favorable", el veterano técnico santiaguino tiró de puntero para explicar que en el fútbol hay que mirar el lado bueno cuando pintan bastos, hacer de la necesidad virtud.
"Todo tiene cosas positivas y negativas. La preparación de la Liga y la Copa va a ser normal, más fluida", aseveró Manuel Pellegrini, que se centra ahora en la preparación de la final de la Copa del Rey ante el Valencia del próximo 23 de abril en La Cartuja y en cerrar la clasificación europea de su equipo en la Liga, en la que está quinto con 49 puntos, dos menos que Atlético de Madrid y Barcelona.
El Betis tuvo su último descanso por el parón de selecciones entre el 21 de enero pasado, cuando derrotó al Espayol en el RCD Stadium (4-0), y el 3 de febrero, cuando eliminó al la Real Sociedad en los cuartos de final de la Copa del Rey (0-4).
Desde ese partido en San Sebastián hasta anoche en el 'Deutsche Bank Park' de Fráncfort, el Betis de Pellegrini ha jugado trece partidos, hecho viajes como el de San Petersburgo para jugar con el Zenit la previa de los octavos de Liga Europa, sellado su pase a la final copera y consolidado su posición europea en Liga.
"Hace cuarenta días que el equipo no entrena prácticamente y ahora vamos a tener un par de semanas normales y, posteriormente, más tiempo para preparar bien la final de la Copa del Rey. Nos vamos amargados pero con la cabeza arriba. Tenemos dos competiciones más para seguir peleando por cosas importantes", dijo Pellegrini.
Tras la eliminación de anoche, la expedición verdiblanca hizo noche en Alemania y, tras viajar a Sevilla este viernes, entrenará a mediodía en una sesión que tendrá más de recuperación anímica y física antes de desplazarse mañana a Vigo, donde el Betis jugará el domingo ante el Celta en Balaídos.
La derrota en tierras germanas ha ampliado los márgenes de recuperación y entrenamiento entre partidos y, tras recibir el 3 de abril al Espanyol en el Villamarín, el Betis viajará el 10 a Cádiz y el 17 a San Sebastián, y jugará el 20 en casa ante el Elche tres días antes de la final de Copa del Rey ante el Valencia.
Estos tiempos permitirán, además, que el chileno pueda ir recuperando efectivos importantes que han ido cayendo lesionados por la exigencia de la competición como el lateral zurdo Álex Moreno, el centrocampista mexicano Andrés Guardado y el extremo Cristian Tello, además de Juan Miranda, quien anoche se resintió de su lesión en el tobillo: hacer de la necesidad virtud.