Torrado: "Lainez debe ser un líder, en el Betis y en México, tiene personalidad y unas cualidades distintas"

Desde que Ricardo La Volpe le hizo debutar con el primer equipo del Club América de México, Diego Lainez ha sido considerado un elegido, una estrella en ciernes para el fútbol de su país y también en Europa, desde que en enero de 2019 decidió cruzar el charco para firmar por el Real Betis. Pese a estar llamado para ser una referencia mundial, el destino no se lo está poniendo nada sencillo al bullicioso atacante de Villahermosa. Primero, necesitó de un necesario periodo de adaptación y, cuando por fin había convencido a Rubi de su capacidad para ser importante en el equipo, llegó una inoportuna apendicitis que le obligó a empezar de cero. Algo muy similar le ha sucedido este curso: infrautilizado en el inicio, se convirtió en uno de los artífices de la gran reacción en 2021... hasta que apareció el coronavirus para tenerle un mes parado y obligarle a volver a ganarse una titularidad que ostento por aplastantes méritos propios.  

Cuando por fin dejó atrás al dichoso coronavirus, Lainez se topó con el irrebatible hecho de que el Betis había seguido ganando en su ausencia. Tuvo que esperar unos partidos para coger una forma óptima y en las últimas citas viene siendo 'únicamente' un revulsivo para Pellegrini. El internacional azteca no se rinde, no deja de trabajar e intenta aprovechar sus minutos, como se vio ante el Atlético de Madrid: apenas llevaba unos segundos sobre el terreno de juego cuando tuvo una ocasión clarísima que Oblak desbarató con un paradón, pero en la que demostró su enorme talento al resolver en sólo tres toques. Uno, para bajar con un control orientado el cambio de juego de Tello; otro, para sortear a Lodi en un palmo de terreno; y el tercero para fusilar al portero con un zapatazo abajo y al palo corto.