Sevilla, 21 sep (EFE).- William Carvalho se ha liberado de corsés defensivos, se ha desencorsetado y, con ello, se ha erigido en uno de los puntales del Betis del chileno Manuel Pellegrini con un fútbol sustentado en un físico creciente y un cambio táctico que ha hecho que cada día sea más reconocible ese futbolista básico en la selección de Portugal desde que se consagró en el Sporting de Lisboa.
El "golazo", como él mismo lo definió, que le marcó ayer al Valladolid, el segundo de la victoria bética por 2-0, fue la rúbrica a una actuación en la que el '14' verdiblanco sacó todo su repertorio de pedir, parar, distribuir, tocar y llegar, verbos todos que hasta el momento le ha costado conjugar en el Betis por muchas y variadas razones.
Era uno de esos balones rebotados que pueden perfectamente acabar en el 'simultáneo dardo' pero que Carvalho empaló desde fuera del área para que el portero pucelano Roberto ni la oliera, era el minuto 18 de un partido en el que el portugués no paró de generar, omnipresente y generoso a la hora de ofrecerse, correr con ese trantrán engañoso y seguir deshaciendo tópicos.
Amparado por el mediocentro argentino Guido Rodríguez, William Carvalho ha soltado lastre defensivo y ha pedido los galones que le corresponde a un jugador atípico, aparentemente de gasoil por su envergadura (1,87 metros) y movimientos, pero que pocas veces pierde la posición y la pelota, y que siempre se la da bien a uno que lleva su misma camiseta.
Esa apariencia quizás le haya podido condicionar a la hora de ser considerado, erróneamente, como mediocentro de cierre cuando es, como brilló en Portugal, de creación una vez que en el credo del juego bético, como ha remarcado su compañero de línea Guido Rodríguez, "el cero atrás es lo más importante" .
'Liberado' por el internacional argentino de buena parte de esa prosa defensiva, Carvalho ha dado un paso adelante en el campo y ahí se le ve cada día más cómodo con el talento de gente como Sergio Canales, el capitán Joaquín Sánchez, el francés Nabil Fekir, Cristian Tello y toda la línea que Pellegrini suele colocar detrás del delantero centro.
El chileno sabe de su importancia en su idea de posesión y salida del balón y, por ello, le exige y lo ilustra al afirmar que el de Luanda "tiene un potencial enorme, él lo sabe y tiene que aprovecharlo con una exigencia personal muy grande y no con rendimientos acomodados de acuerdo al partido: lo ha entendido, estamos trabajando fuerte con él y tiene disponibilidad de querer hacerlo", dijo el técnico santiaguino.
Fichado en el verano de 2018 hasta 2023, el centrocampista angoleño suponía uno de esos fichajes de prestigio después de que el luso hubiera sido una pieza clave en el Sporting de Portugal y en el título de Eurocopa logrado en 2016 por la selección de su país, con la que jugó los mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018.
"Jerarquía, contundencia e inteligencia táctica en el centro del campo", eran las virtudes que el Betis destacaba de un jugador pretendido por muchos clubes europeos y que llegaba para aportar mando al juego verdiblanco a cambio de los dieciséis millones de euros más cuatro en variables que el club verdiblanco pagó por el 75% de los derechos del jugador.
Carvalho, de 28 años, llegó como fichaje estelar tras la salida de Fabián Ruiz al Nápoles y tardó en entrar por sus altas expectativas y su coste, y por problemas físicos derivados de su participación en el Mundial de Rusia, aunque en ese primer año tuvo cumbres como su participación en la victoria ante el Barcelona por 3-4 en el Nou Camp.
Su segunda temporada en el Villamarín estuvo marcada por una operación de hernia disco-lumbar que lo mantuvo cuatro meses en el dique seco y lastró además su rendimiento en una temporada mediocre en la que, además, en pocas ocasiones fue alineado en su sitio como en ésta.
William Carvalho se formó en la cantera del Sporting de Lisboa, debutó como profesional en 2011 con sólo 18 años; y tras sendas cesiones al CD Fátima, en 2011, y al Círculo de Brujas, en este caso durante un año y medio, regresó a los 'leones' en la temporada 2013-14 y se convirtió en un pilar básico del Sporting Club, en el que fue titular indiscutible hasta su fichaje por el Betis.
Carlos del Barco