Viendo los cuatro últimos meses que el Betis ha deparado puede parecer increíble que el optimismo siga residiendo en Heliópolis y, sin embargo, muy pocos son los aficionados béticos que dudan de que este equipo alcanzará su objetivo en la segunda vuelta.
No se trata de la racha que este domingo cortó el Atlético de Madrid o de que los de Rubi hubieran merecido más ante el siempre farragoso equipo de Simeone, sino de que ésa es la sensación que se respira y que transmite un equipo y unos jugadores cada vez más enchufados. Este Betis gusta. Eso es indudable.
Y lo mejor es que ya no se va a jugar más hasta enero, un mes en el que debería regresar William Carvalho y en el que desde la secretaría técnica piensan corregir las deficiencias detectadas, sobre todo con fichajes, en plural, para el centro del campo.
A partir de ahí, corrigiendo las carencias detectadas tanto en el terreno de juego como desde los despachos del estadio Benito Villamarín, el Betis debe ir a más. Hay motivos para soñar con un año nuevo mejor.