Las siete vidas de Rubi en el Betis

Las siete vidas de Rubi en el Betis
Rubi cuenta con el apoyo de Haro... hasta el momento. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 5 min lectura
Le toca esperar a Setién, y ya son varias las semanas. Siendo el recambio preferido por el plantel del Real Betis para suplir a Rubi en el banquillo, al cántabro le tocará, al menos, esperar una jornada más, una vez que ya se hayan iniciado los contactos y que las partes estén mucho más próximas que en lo que en un principio todo apuntaba.

¿El inconveniente? Que Joan Francesc Ferrer Sicilia 'Rubi' se aferra a su puesto en el banquillo del Betis y demuestra tener más vidas que un gato. Como un funambulista, el técnico catalán está demostrando encontrarse cómodo en el alambre, con la soga al cuello, y jugándose su puesto jornada tras jornada.

Sintiendo el aliento de Quique Setién en su cogote, Rubi cree ciegamente en su trabajo y así se lo está haciendo ver a un vestuario del que semanas atrás se dijo que llegó a hacerle la cama, a pesar de que desde entonces hayan sido varias las muestras de confianza que los futbolistas le han deparado a su entrenador tanto públicamente como sobre el terreno de juego.

Desde el abrazo de Fekir ante el Celta hasta el gol de Canales en el epílogo del duelo frente al Valencia, que servía para darle los tres puntos al Betis ante su afición y, de camino, calmar un poco las aguas que llevan semanas bajando revueltas por Heliópolis.

Y así, prácticamente un mes. Evitando el toque de gracia al mismo tiempo que el Betis de Rubi se muestra incapaz de conseguir del todo el equilibrio. Y es que Rubi sabe mantener el tipo en el centro de la tormenta, aunque este ambiente de inestabilidad no beneficie a uno ni a otros.

"Cuando vas por sexta vez al 'matadero', las cosas te afectan un poco", manifestó un sincero Rubi durante la previa del duelo frente al Valencia, en el que el ex del Espanyol volvió a demostrar que es un auténtico superviviente, sacando tres puntos 'in extremis', gracias a un golazo de Canales en el tiempo añadido. Una falta lateral a la escuadra que servía para romper el empate con el que el partido se marchaba a su final, después de que Joaquín hubiera igualado un marcador que abrió el conjunto che por parte de Maxi Gómez.

Idéntico guion al que Rubi vivió hace prácticamente un mes frente al Celta de Vigo, también en el Benito Villamarín, cuando otro peso pesado del vestuario como Nabil Fekir rompía también sobre la bocina el empate a uno contra el conjunto vigués y salvaba el primer 'match ball' del técnico del Real Betis Balompié, que llegaba a esa cita con un punto de los últimos 12 disputados.

Un meritorio empate a cero en el Santiago Bernabéu, frente al Real Madrid, le dio nuevamente alas a Rubi en el banquillo del Betis, contentando, además, a las peticiones de la afición con una defensa de cinco que aportara mayor solidez defensiva al equipo. Con ellos, y no exento de incertidumbre y dudas, se plantó en un derbi hispalense al que nadie lo esperaba y ni siquiera estaba invitado semanas antes.

La lucha cainita deparó una derrota por la mínima (1-2) ante el eterno rival, pero la imagen del equipo en casa no salió excesivamente dañada, sintiendo la inmensa mayoría que tanto el Betis como el Sevilla pudieron llevarse el partido. Así, Rubi volvió a librarse de un nuevo 'match ball', llegando tras el Gran derbi un parón liguero que ofrecía a los rectores verdiblanco el tiempo suficiente como para lanzarse a afrontar la decisión de acometer un relevo en el banquillo.

Tras ello, el 2-1 del pasado sábado ante el Valencia, lo que le brinda nuevamente a Rubi el próximo 1 de diciembre la oportunidad de sentarse en el banquillo del Real Betis ante el Mallorca, demostrando una vez más que tiene más vidas que un gato, aunque de esas siete ya ha gastado demasiadas. Un nuevo resbalón volverá a colocarlo en la picota.