Le toca esperar a
Setién, y ya son varias las semanas. Siendo el recambio preferido por el plantel del Real
Betis para suplir a
Rubi en el banquillo, al cántabro le tocará, al menos, esperar una jornada más,
una vez que ya se hayan iniciado los contactos y que las partes estén mucho más próximas que en lo que en un principio todo apuntaba.¿El inconveniente? Que Joan Francesc Ferrer Sicilia '
Rubi' se aferra a su puesto en el banquillo del
Betis y demuestra tener más vidas que un gato. Como un
funambulista, el técnico catalán está demostrando encontrarse
cómodo en el alambre, con la soga al cuello, y
jugándose su puesto jornada tras jornada.
Sintiendo el aliento de
Quique Setién en su cogote,
Rubi cree ciegamente en su trabajo y así se lo está haciendo ver a un vestuario del que semanas atrás se dijo que llegó a hacerle la cama, a pesar de que desde entonces hayan sido varias las muestras de confianza que los futbolistas le han deparado a su entrenador tanto públicamente como sobre el terreno de juego.
Desde el abrazo de
Fekir ante el Celta hasta el gol de
Canales en el epílogo del duelo frente al Valencia, que servía para darle los tres puntos al
Betis ante su afición y, de camino, calmar un poco las aguas que llevan semanas bajando revueltas por
Heliópolis.
Y así, prácticamente un mes. Evitando el toque de gracia al mismo tiempo que el
Betis de Rubi se muestra incapaz de conseguir del todo el equilibrio. Y es que
Rubi sabe mantener el tipo en el centro de la tormenta, aunque este ambiente de inestabilidad no beneficie a uno ni a otros.
"Cuando vas por sexta vez al 'matadero', las cosas te afectan un poco", manifestó un sincero Rubi durante la previa del duelo frente al
Valencia, en el que el ex del Espanyol volvió a demostrar que es un auténtico superviviente, sacando tres puntos 'in extremis', gracias a un golazo de Canales en el tiempo añadido. Una falta lateral a la escuadra que servía para romper el empate con el que el partido se marchaba a su final, después de que Joaquín hubiera igualado un marcador que abrió el conjunto che por parte de Maxi Gómez.
Idéntico guion al que
Rubi vivió hace prácticamente un mes frente al
Celta de Vigo, también en el Benito
Villamarín, cuando otro peso pesado del vestuario como Nabil
Fekir rompía también sobre la bocina el empate a uno contra el conjunto vigués y salvaba el
primer 'match ball' del técnico del Real
Betis Balompié, que
llegaba a esa cita
con un punto de los últimos 12 disputados.
Un meritorio
empate a cero en el Santiago
Bernabéu, frente al
Real Madrid, le dio nuevamente alas a Rubi en el banquillo del
Betis, contentando, además, a las peticiones de la afición con una
defensa de cinco que aportara mayor
solidez defensiva al equipo. Con ellos, y no exento de incertidumbre y dudas, se plantó en un
derbi hispalense al que nadie lo esperaba y ni siquiera estaba invitado semanas antes.
La lucha cainita deparó una
derrota por la mínima (1-2) ante el eterno rival,
pero la imagen del equipo en casa no salió excesivamente dañada, sintiendo la inmensa mayoría que tanto el Betis como el Sevilla pudieron llevarse el partido. Así,
Rubi volvió a librarse de un nuevo 'match ball', llegando tras el
Gran derbi un parón liguero que ofrecía a los rectores verdiblanco el tiempo suficiente como para lanzarse a afrontar la decisión de acometer un relevo en el banquillo.
Tras ello, el
2-1 del pasado sábado ante el Valencia, lo que le brinda nuevamente a Rubi el próximo 1 de diciembre la oportunidad de sentarse en el banquillo del Real
Betis ante el
Mallorca, demostrando una vez más que tiene más vidas que un gato, aunque de esas siete ya ha gastado demasiadas. Un nuevo resbalón volverá a colocarlo en la picota.