Cuando juegas un encuentro en el que en la faceta ofensiva estás totalmente apagado, desconectado y sin acierto, sólo te queda la defensa como el único argumento al que agarrarte para dislumbrar un porvenir con algo de esperanza. Esa es la sensación con la que regresa el Real Betis Balompié de El Sadar, donde fue capaz de igualar a cero contra Osasuna.
Después de un comienzo de curso futbolístico muy deficiente en la retaguardia, siendo el equipo más goleado de toda la competición, el conjunto verdiblanco consiguió dejar por primera vez su arco a cero. Un éxito por cómo se desarrolló la contienda donde la escuadra rojilla gozó de las mejores ocasiones para anotar.
Uno de los grandes culpables para conseguir que Osasuna no materializara dichas oportunidades fue Joel Robles, el cual salvó a su bloque varias veces. Las más destacada fue al final de la primera parte cuando le detuvo un mano a mano al Chimy Ávila en un contragolpe. Poco positivo más se puede sacar.