A
Borja Mayoral el paso de esta temporada que suponía ser el segundo delantero del
Real Madrid por detrás de
Benzema le llegó demasiado pronto. Venía de un curso casi en blanco en el
Wolfsburgo y con el único aval de sus goles en las categorías inferiores de la casa blanca y de la selección.
El punta, de sólo 21 años, supo pronto lo que esperaba y que con su talento no sería suficiente. Así que se puso manos a la obra para estar lo más preparado posible para el reto. Se puso en manos de un equipo de profesionales para pulir su físico y su técnica para aprovechar al máximo los minutos que le diera
Zidane. No han sido muchos -993 entre todas las competiciones-, pero sí que les ha sacado rendimiento
Mayoral, que despidió el curso pasado con siete goles y tres asistencias en 24 apariciones. Su media de un gol cada 131 minutos y de un gol o asistencia cada 99 hablan bien de un futbolista al que no le faltarán postores el próximo verano.
Decía
Zidane cuando le preguntaron por
Ceballos que un año en el
Madrid son como diez fuera y a
Mayoral esa experiencia le debe servir en su próximo destino. El punta de
Parla siente que puede ser primera espada en un equipo que no sea el Madrid y la opción de enrolarse en el proyecto de
Quique Setién en el Betis le seduce sobremanera.
En el
Madrid hace tiempo que no acostumbran a regalar a sus promesas, por lo que la apuesta de quien quiera ficharlo será alta. Entre ocho y diez millones solicita el club blanco por un traspaso sobre el que se guardaría opción de recompra, práctica habitual en
Chamartín. A
Mayoral le llega el momento de dar un paso adelante. El talento siempre lo ha tenido y en el
Madrid también aprendió a ser un currante.