El Alavés, verdugo como con Velázquez

El Alavés va camino de convertirse en la ‘bestia negra’ de los entrenadores del Betis, ya que sus dos últimas visitas al Benito Villamarín se saldaron con sendas victorias, la primera de ellas con una clara víctima colateral, mientras que la más reciente amenaza con dejar secuelas para el ocupante del banquillo anfitrión. De esta forma, el 1-2 de los babazorros en la 14/15 en la Avenida de La Palmera costó el puesto a Julio Velázquez, al tiempo que el 1-4 del domingo pasado, de momento, no se ha traducido en el despido de Víctor Sánchez del Amo, aunque podría haber pulverizado el mínimo crédito que tenía el madrileño.

Y es que el conjunto albiazul se está acostumbrando a ser verdugo en el barrio de Heliópolis. Estrenó esa condición en Segunda división y bien temprano, pues corría la jornada 14 del campeonato liguero aquel 23 de noviembre de 2014. Velázquez, que ya había escuchado críticas de la afición en anteriores citas caseras, acabó abucheado por un amplio sector de los más de 25.000 espectadores congregados cuando el Alavés bailó al Betis en la primera parte. Un tanto de Juli de cabeza a los dieciséis minutos, tras una buena asistencia de Toti desde la banda derecha, y otro desde lejos diez más tarde de Raúl García, también titular anteayer en el mismo escenario, desataron los pitos de una grada que apenas creyó en la remontada, ni siquiera tras recortar distancias Rubén Castro de penalti al poco de la reanudación.
Con Julio Velázquez fuera, el consejo de administración bético confió en Juan Merino, técnico del filial, hasta la contratación de Pepe Mel, que recogió un testigo inmaculado del linense: cuatro triunfos en otros tantos partidos, dejando, además, la portería a cero. El resto ya es historia, pues el hoy responsable deportivista remató su segundo ascenso como verdiblanco.

Volviendo a la 16/17, la victoria de los vitorianos habría dinamitado la poca confianza de que gozaba el entrenador de los hispalenses para cumplir su segunda temporada de contrato en Heliópolis. La decisión estaba en el aire, aunque el nuevo ‘Víctor, vete ya’ suena a condena.