Volverá casi con toda seguridad el Athletic hoy a su dibujo de siempre. Y no porque le haya ido mal con el 1-4-4-2, sobre todo en lo que a resultados se refiere, sino por la certeza de que los rojiblancos se desenvuelven mejor con el 1-4-2-3-1 de siempre. La goleada a Las Palmas y el apurado triunfo en Ipurúa, con todo, dejaron algunas lagunas, ya que colocar a Williams en punta, cerca de Aduriz para aprovechar las segundas jugadas que éste genera, exigía escorar a un Raúl García que no se acostaba en la derecha desde su etapa en el Atlético de Madrid y que ha perdido prestaciones. Nunca tuvo el navarro velocidad, al tiempo que se ha hecho fuerte como mediapunta, alternando unos pasos atrás para aclarar la generación de juego con otros al frente para apoyar a los delanteros en la definición.
Con Beñat ya recuperado, todo vuelve a cobrar sentido para los vizcaínos, que han encontrado la solvencia perdida atrás después de la retirada de Gurpegui con el emergente Yeray, la mejor pareja posible para Laporte. Por las bandas, Lekue es un apagafuegos notable que ha tenido que cubrir las continuas ausencias de De Marcos, Bóveda y Balenziaga. Con Susaeta venido a menos, el restablecimiento de Muniain le valió de nuevo un hueco en la penúltima línea de un bloque intenso, coherente con su estilo y profundo, especialmente en casa, donde se vuelve mucho más fiable.