L as rodillas, sobre todo la de su pierna derecha, se han convertido en la peor pesadilla para
Felipe Gutiérrez, quien en un golpe fortuito con Piccini en la sesión del pasado miércoles sufrió su cuarta lesión de gravedad, la tercera en la misma zona. A falta aún de ver el efecto que tiene el tratamiento y el plan de fisioterapia que va a seguir en los próximos 15 o 20 días, el chileno corre un serio riesgo de perderse todo lo que queda de temporada. El parte médico ofrecido por el club habla de "esguince de inserción proximal del ligamento cruzado anterior asociado a un importante edema óseo en tróclea femoral" que, si no mejora en este tiempo de reposo, obligará al centrocampista del
Betis a tener que pasar por el quirófano y despedirse hasta la 17/18.
Esta lesión es la segunda que sufre el internacional por Chile en esa maldita rodilla derecha desde que viste la camiseta de las trece barras. Poco antes de firmar por los heliopolitanos,
Felipe Gutiérrez fue sometido a una artroscopia por los médicos de su anterior club, el Twente, y estuvo dos meses de baja, lo que supuso para él tener que perderse la Copa América, incorporarse con retraso a los entrenamientos de la pretemporada bética y necesitar un tiempo para poder trabajar al mismo ritmo que el resto de sus compañeros.
En la 12/13 y también formando parte de las filas del Twente, tuvo que estar de baja tres meses por una lesión en el
menisco de esa misma rodilla derecha.
La lesión más grave que ha sufrido el de Quintero fue dos años después, en la 14/15, cuando pasó ocho meses alejado de los terrenos de juego y sólo pudo jugar cinco partidos con el conjunto holandés por culpa de una lesión de menisco, esta vez en el de la rodilla izquierda, que le forzó a pasar por el quirófano.
Todo este historial hizo que el
Betis dudase mucho sobre la pertinencia de fichar al andino, pero las pruebas médicas aconsejaban su fichaje. Contra la mala suerte, no se puede hacer nada.