El Betis
sigue sin encontrar su rumbo ni termina de dar con la tecla de la continuidad
de la mano de Víctor Sánchez después de cinco partidos de Liga, con
dos victorias y un empate en casa y
dos derrotas fuera, y de caer
a las primeras de cambio en dieciseisavos de final de la Copa ante el Deportivo.
El equipo es más fiable de su mano porque se ha mostrado
más competitivo como local, donde ha ganado cuatro partidos (uno de ellos de Copa) y ha empatado otro; pero su 'lunar' siguen siendo
los baches fuera del Benito Villamarín, que, indefectiblemente, se convierten en derrotas, dos en Liga y una decisoria en Copa.
El equipo bético calcó anoche en Riazor
los mismos errores defensivos y
falta de acierto en ataque que le han acompañado desde que empezó la temporada y, como consecuencia de ello y del 3-1 de los coruñeses, se despidió de la Copa del Rey al dilapidar la ventaja de un gol lograda en el Benito Villamarín.
Decimocuarto en Liga con
18 puntos, a seis de los puestos de descenso, Víctor no ha logrado hasta el momento enderezar el rumbo de un equipo conformado esta temporada para cotas mayores y que, después de la destitución del uruguayo Gustavo Poyet tras la undécima jornada, prosigue con las mismas sintomatología y carencias.
Víctor cogió el equipo en noviembre tras la derrota bética en Villarreal y, desde ese momento, se afanó en detener la sangría en defensa para construir desde atrás un modelo solvente basado en la creación del recuperado para la causa
Dani Ceballos y de Joaquín Sánchez, y la eficacia goleadora de
Rubén Castro.
Su esquema de cinco defensas con dos laterales avanzados ha tenido, hasta el momento, más sombras que luces, que se han dado fundamentalmente en casa, donde el Betis ha ganado a Las Palmas (2-0) y Athletic de Bilbao (1-0) y empatado a tres con el Celta, mientras que fuera todo ha salido cruz: Éibar (3-1), Alavés (1-0) y La Coruña, eliminación en la Copa del Rey.
Los
29 goles encajados en la Liga, lo convierten, junto al Valencia, en el quinto equipo más goleado y evidencian una defensa feble que no ha enderezado su rumbo con la llegada del madrileño al banquillo de Heliópolis y que le ha costado, además, su salida de la Copa del Rey y, junto con ello, que las dudas persistan.
Los altibajos iniciales han dado paso a dos derrotas consecutivas que han alimentado la idea de una deficiente política de fichajes, con nombres inéditos como el hispanoargentino
Matías Nahuel o el ucraniano
Roman Zozulya; y otros que no han dado el nivel como el francés Jonas Martin, el chileno Felipe Gutiérrez, el serbio
Darko Brasanac o el paraguayo
Tonny Sanabria, fundamentalmente.
Especialmente llamativo ha sido el fiasco del belga
Charly Musonda, clave en el Betis de la pasada temporada y que, en su segundo año de cesión por el Chelsea, ha estado desde octubre siendo tratado por los médicos del club inglés, según la versión oficial, y que ha terminado por no volver a Sevilla.
Lugares comunes como "
falta de contundencia en las áreas", "hay que ser más competitivos" o "mostrar fuera la misma intensidad que en casa" no esconden las carencias de una plantilla cuyas prestaciones distan mucho de las que hicieron al director deportivo, Miguel Montes Torrecilla, hablar de uno de los mejores centros del campo de la Liga.
Por encima de manifestaciones más o menos optimistas, Víctor afrontará el nuevo año con el reto de enderezar el agujero defensivo verdiblanco y de dar con la tecla para que sus delanteros superen esa falta de contundencia a la que el madrileño ha achacado la contumacia en la derrota fuera del Benito Villamarín.
No obstante, la cuesta de enero verdiblanca está conformada por un calendario netamente casero en el que el Betis
se la jugará con dos extremos: uno conformado por rivales de 'su' Liga, el
Leganés y el Sporting de Gijón; y otro, por los de 'la otra' dado el actual potencial bético, el
Atlético de Madrid y el Barcelona.