La FIFA prohibió los fichajes de fondos

Bitton se apropia de un fichaje fantasma

Bellini niega haber firmado con el grupo de Oliver, mientras que Wanderers dice que el acuerdo es con un fondo, algo que está prohibido.

Bitton se apropia de un fichaje fantasma
Bellini sigue creyendo que viajará la próxima temporada a España para jugar con el Betis. - Isabel Morales
Isabel MoralesIsabel Morales8 min lectura
Bitton Sport y, por extensión, Luis Oliver, han vuelto a hacer de las suyas. El grupo empresarial del navarro se ha adjudicado la autoría del fichaje del prometedor atacante uruguayo Santiago Bellini (18 años, 195 centímetros) a través de un comunicado, texto que esconde una truculenta historia de engaños y falsas promesas.

Como recordarán, el pasado jueves saltaba desde Uruguay la noticia de que el Betis iba a hacerse con el 50 por ciento del delantero de Montevideo Wanderers a través de un fondo de inversión. Desde ESTADIO, nos pusimos en contacto con el presidente de la entidad, que confirmó el acuerdo, al que tan sólo le restaba "la redacción de los contratos", llegó a decir Fernando Nopitsch. Es más, el mandatario uruguayo admitía que el contrato recogía la cesión por un año del jugador en el club de origen, al tiempo que señalaba que la negociación se había llevado a cabo con dos representantes del club heliopolitano; uno, el director deportivo, y otro, una persona a la que se identificó como expresidente del club.

Donde dije digo...
Con la confirmación total por parte del propio Wanderers, sólo restaba esperar la oficialización también del Betis. Sin embargo, lo único que se produjo fue la comunicación de Bitton de que el autor del fichaje era la empresa dirigida por el exconsejero deportivo del Betis. "La aparición en la prensa uruguaya del fichaje de Bellini nos obliga a salir a la palestra para confirmar la contratación por parte de Bitton Sport de un futbolista que permanecerá cedido en su equipo actual y que estará a disposición del Real Betis en el momento en el que nuestra sociedad pase a gestionar el club heliopolitano", rezaba en una de sus partes el comunicado remitido ayer a todos los medios, aunque Oliver y su grupo parecen haber olvidado varios aspectos fundamentales para concretar un fichaje.

Para empezar, la ley obliga a que la transacción sea entre dos clubes y no entre personas físicas. Asimismo, para acordar un traspaso como éste es necesario el acuerdo entre tres partes, las dos entidades y el jugador, que, como puede adelantar este diario, a día de hoy no ha firmado absolutamente nada. Por tanto, dispuestos a averiguar el trasfondo de tan extraña operación, ED volvió a ponerse en contacto con el presidente del club uruguayo, cuyo discurso, apenas unas horas después, parecía totalmente diferente. En esos momentos, Nopitsch se desdijo asegurando que el acuerdo se había firmado con un fondo de inversión (no con el Betis, como inicialmente aseguró), algo que está prohibido por la FIFA desde el pasado 1 de mayo. No obstante, sí admitió conocer a Luis Oliver, al que dijo haber visto una sola vez, pero del que sabía que iba con asiduidad a Montevideo.

Reacio a desvelar el nombre del grupo inversor, Nopitsch quiso dejar claro ahora que el acuerdo no implicaba que el club de destino fuese el Betis. Titubeante y desconcertado, el presidente de Wanderers despidió la llamada de ESTADIO. Con más dudas aún sobre la transparencia de la operación, decidimos ponernos en contacto con otra de las partes implicadas: el jugador. Santiago Bellini atendió amablemente la llamada para asegurar que desde el club le habían trasladado que "el acuerdo Wanderers-Betis era total". "A mi me dijeron que la negociación había sido de club a club, y que este año yo me quedaría aquí, pero que el año que viene voy para el Betis. Mi intención es irme allí", admitía bastante ilusionado el delantero de 18 años.

Con todo, el jugador reconocía no tener conocimiento alguno de la presencia de un fondo inversor en la operación. "Todos esos datos los maneja mi agente, Alfredo Delgado", con el que también se puso en contacto este diario ayer mismo. Delgado afirmaba que llevaba desde la tarde del jueves esperando la llamada del presidente del Betis. "Desde Montevideo Wanderers nos dijeron que el acuerdo entre clubes era total y que ya estaba cerrado. Ahora, pues, tendríamos que negociar nosotros los términos del acuerdo del contrato del jugador, y por eso llevo desde el jueves por la tarde esperando esa llamada". Una llamada que no se producirá puesto que nadie del Betis tiene constancia del extraño traspaso cerrado, al parecer, por Bitton Sport, que podría haber intentado amarrar un negocio millonario (tres millones de dólares por el total del pase) utilizando de forma ilícita el nombre del Betis.

Al menos, eso es lo que intuye el entorno del jugador después de conocer que no es con el club de las trece barras con quien se ha cerrado el supuesto acuerdo, como les hicieron creer tanto desde Montevideo Wanderers como los propios emisarios que acordaron el pase en nombre del club. "Nosotros hemos tenido que paralizar ofertas importantes de Italia, concretamente una del Palermo, porque desde el club (Wanderers) nos dijeron que el acuerdo con el Betis estaba cerrado, y que el chico se quedaría aquí un año, pero el próximo se marcharía al Betis. Yo hablé con una persona que venía en nombre del presidente del Betis (se refiere a Luis Oliver)", confesaba entre el estupor y el asombro el agente del jugador, alarmado al descubrir que el empresario navarro no es el actual presidente del conjunto hispalense, como le han hecho creer.

Lo que tampoco saben ni en el club charrúa ni el propio jugador es que Luis Oliver está imputado por diversos delitos societarios en la gestión del club de La Palmera y que, pese a la seguridad que exhibe el empresario, difícilmente las acciones de FARUSA le serán entregada en el caso de que se levanten las medidas cautelares, pues la titularidad corresponde a Ruiz de Lopera. Sea como fuere, lo de Bellini está claro que es un fichaje fantasma plagado de inexactitudes, oscurantismo, mentiras e ilegalidades con dos víctimas claras: una, el Betis, en cuyo nombre se ha urdido una operación que no tiene validez ninguna y que podría ser constitutiva de algún delito. Está por ver. Y, otro, el propio jugador, que se siente estafado. Por suerte para él, no ha firmado ningún documento.