Tras haberse visto las caras hasta en tres ocasiones en una semana,
Sevilla y
Athletic Club protagonizaron ayer, sobre el césped del
Sánchez-Pizjuán, un partido sin ritmo en el que el conjunto bilbaíno tuvo el balón en su campo durante la primera mitad, justo donde interesaba a un
Sevilla que tenía el partido donde quería y la eliminatoria de cara después de haberse impuesto por 1-3 en San Mamés.
Lejos de las zonas prohibidas y con un equipo cargado de jugadores menos habituales, pensando
Pablo Machín en el duelo liguero del próximo sábado ante el
Real Madrid, los de
Nervión dieron un paso adelante tras el paso por vestuarios, gozando
Aleix Vidal de bastante más profundidad por banda y consiguiendo conectar en alguna que otra ocasión con un
Munir El Haddadi que se estrenaba como titular tras su reciente fichaje y que se mostró muy participativo.
En la zona ancha,
Roque Mesa hizo las veces de
Éver Banega hasta que se lesionó, destacando también la labor de
Joris Gnagnon en defensa, más por sus incorporaciones al juego ofensivo de los de
Pablo Machín que por su tarea defensiva, exigiendo poco el Athletic, que apenas mostró intención de intentar luchar por la eliminatoria, viéndose a los 'leones' con mucha menos intensidad que el pasado domingo en Bilbao, en
LaLiga.
Pese a ello, los vascos sacaron sus garras al final y
Guruzeta, con un gran cabezazo, dio la victoria a los suyos en un partido que, en líneas generales, acabó resultando más un trámite que otra cosa. El acabar sumando una derrota, eso sí, no dejó contento del todo a los de
Pablo Machín.