Las tablas en el marcador dejaron un sabor agridulce entre el sevillismo, que comprobó cómo su equipo, especialmente durante la primera mitad, pudo meterle mano a un
Atlético de Madrid que está segundo en la tabla por méritos propios, más allá del discutido sistema del
Cholo Simeone. Machín sorprendió a todos dándole entrada en el once titular al francés
Joris Gnagnon, en lugar de un
Simon Kjaer que volvía pero que no estaba aún para los 90 minutos.
Corpulencia ante un aguerrido
Atlético de Madrid. Y no se arrugó el galo, que cuajó su mejor intervención como sevillista, siendo pieza clave en la contención y animándose, incluso, al ataque. Los colchoneros, pese a las probaturas a lo largo de la semana, fueron fieles a su dibujo, lo que no impidió que
Jesús Navas percutiera con suma facilidad por su banda, superando a
Saúl y a un
Lemar al que
Simeone le encomendó ir en la ayuda de su compañero. Por ello, el
Cholo acabó colocando a
Koke en banda, liberando a
Saúl en ataque y consiguiendo contener algo más a un
Navas que, de no haber acabado el partido, seguiría colgando balones al área todavía hoy.
El dominio sevillista quedó certificado con el 1-0, faltándole a los de
Machín remachar el partido en varias ocasiones. Con la igualada de
Griezmann, la tramposa sensación de dominio que ofrece el
Atlético a sus rivales hizo presagiar lo peor durante ciertos compases de la segunda mitad, pero
Machín no alteró su idea y siguió volcando el fútbol sevillista por la banda de
Navas, oxigenado por
Sarabia.
Ben Yedder y
André Silva hacían de las suyas arriba, pero el gol se les resistiría. Una bonita batalla táctica sobre el césped del
Sánchez-10.