Que Dani Ceballos es hoy día el mayor activo del que dispone el Real Betis Balompié es una evidencia que saben hasta en la China, donde el erudito de Gustavo Poyet ha acabado dirigiendo al poderosísimo Shanghai Greenland Shenhua de la Super League china, que ahí es nada. Una oportunidad que al charrúa le habrá abierto las puertas de su caja de ahorros, pues la de su incipiente carrera como técnico más bien se las ha cerrado. Un Gustavo Poyet que arribó a Heliópolis con la intención de intentar brillar en Europa como técnico y que en la capital hispalense será recordado principalmente por su ridículo con el portátil en rueda de prensa. Un técnico que, para sorpresa de muchos, hizo mucho bien al Betis, y a los béticos. Y no me refiero exclusivamente al momento de su marcha, que también. Y es que de aquellos barros, estos lodos. Pues el hecho de que Dani Ceballos brille hoy día como bético no es casualidad, ni cuestión de su más que llamativo ''look'.
Habrá quien dirá que es cuestión de que Víctor le haya dado confianza -y no les falta razón-, pero digo yo que los banquillazos de Poyet también habrán tenido mucho que ver. Que el utrerano es joven, pero no tonto. Y en estos meses ha podido comprobar en su propias carnes que cualquier lumbreras te cierra la puerta sin explicación y que más pronto que tarde adiós carrera, adiós proyección... Y sin darte cuenta acabas en un Huesca de turno (como Vadillo) o en Hungría (como Nono o Ezequiel). De ahí que ahora se coma el césped y le falten barras a su camiseta. Que esta oportunidad la aprovecho yo, dirá. ¡Cuanto bien hizo Poyet!