"Soy un
admirador más del
Borussia Dortmund, que es como una segunda
familia para mí. Viví momentos muy bonitos allí, ganando muchos partidos, incluso en
Champions. Ganamos la DFB Pokal (Copa germana), que hacía mucho tiempo que no se conseguía. Además, por todo lo que pasó (se refiere al
atentado), con momentos muy buenos y otros en los que toqué fondo... Gracias al
cariño del club, de los compañeros y de la afición, tiré hacia adelante. Es de las mejores experiencias que tuve en mi vida, tanto a nivel personal como deportivo. Mi familia y yo no lo olvidaremos nunca. Una Liga nueva, un
idioma nuevo, pero enseguida me quise empapar de la cultura alemana, del club. Siempre pensé que es la mejor manera de rendir al máximo, estar
comprometido, y eso se nota en el campo. Recuerdo cómo ganamos y celebramos la Copa o el partido tan especial contra el Werder Bremen".
Quien así se expresa es Marc
Bartra, que atiende a los medios oficiales de su otrora club desde el mismo
Benito Villamarín para recordar su paso por el cuadro aurinegro, oponente este miércoles del eterno rival del Betis, el
Sevilla FC, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, una cita para la que se posiciona. "Será un partido muy
intenso, de mucha rivalidad. El Borussia Dortmund tiene también muy buenos jugadores y puede hacer un gran
papel en la Champions. Se va a vivir un gran partido. Lo
veré seguro, como prácticamente hago con todos los partidos del Dortmund. Si no los veo es porque tenemos entrenamiento o partido; en este caso, voy a estar
apoyándolos aún más", sentencia el central, que va con sus ex en esta eliminatoria.
Por último, el catalán se mostró muy
satisfecho de su estancia en
Heliópolis, adonde llegó hace ahora tres años a cambio de
10,5 millones de euros. "Estoy muy
contento en esta ciudad tan bonita y en este estadio tan
espectacular. Estoy recuperándome ahora de una lesión en el tendón del pie. Poco a poco voy mejorando y tengo ganas ya de volver a jugar", apunta Bartra, al que, según
Pellegrini, le quedan todavía un par de semanas de
convalecencia, lo que alargará su ausencia de los terrenos de juego un mínimo de
dos meses y medio.