El Sevilla, es, sobre todo, un equipo muy serio. Trabajadísimo. Que, conectado, compite con cualquiera, como evidenció contra un líder incapaz de rebelarse ante el carácter granítico de un equipo prácticamente impenetrable, que resistió cuando tuvo que hacerlo pero también dispuso de ocasiones para haber tumbado a los azulgranas com un Messi neutralizado. Se repuso de un mal comienzo y, durante varias fases, le discutió el control al Barça, obligado a reforzar el centro del campo para igualar fuerza. Una prueba más de los recursos de un Sevilla que se mantiene firme en la defensa del tercer puesto y le regala más emoción a LaLiga.
Después del excelente rendimiento ofrecido en el duelo cainita, Lopetegui apostó por los mismos que ejecutaron a la perfección el plan contra el Betis, por lo que regresaron al once Reguilón, Jordán y Óliver Torres, y se mantuvo Munir, que ha pasado del ostracismo antes del parón a ser un fijo.
Setién, por su parte, incluyó como novedad a Martin Braithwaite, dejando a Griezmann fuera del tridente, en el que el sí entró de inicio Luis Suárez y por supuesto la 'bestia negra' sevillista, Leo Messi.
Con estas piezas sobre el tablero,
el Sevilla asustó muy pronto al Barcelona con una presión muy impetuosa, si bien los azulgranas no tardaron en sacudirse ese acoso inicial y
generar la primera ocasión en el minuto 2 con una internada de Semedo rematada a las manos de Vaclik por Luis Suárez. Acto seguido, robaron muy arriba aunque sin consecuencias. Le costaba al Sevilla cerrar espacios en el centro del campo, con
Messi más suelto de lo esperado y no terminaba de hallarse cómodo con el balón. Sin embargo, en el 11', los nervionenses, en su primera aproximación, rozaron el 1-0, con una jugada de estrategia, que finaliza con
un remate fuera de Koundé.
Al contrario de lo que acostumbra, el Sevilla no lograba mantener el control, ni con balón, ni sin él, desperdiciando el esfuerzo por recuperar el esférico con pérdidas demasiados rápidas, por imprecisiones en el pase y una colocación deficiente, nada común en los hispalenses, lo que se tradujo en una mayor posesión del Barcelona. De hecho, los de Lopetegui cometieron errores impropios en la salida.
Este dominio barcelonista no se convirtió en ventaja en el minuto 21 por la aparición determinante de Koundé en la línea de gol para salvar el gol de Messi en un golpe franco. Poco después, un blocaje fallido de Vaclik y un disparo de Rakitic volvieron a evidenciar que el Sevilla no hallaba su sitio, desubicado y llegando tarde casi siempre al corte. Lopetegui, consciente de que el plan no funcionaba, se desgañitaba en la banda y pedía más concentración y tranquilidad a los suyos.
Sus instrucciones y la pausa de hidratación espolearon a los sevillistas, que al fin encadenaron dos posesiones con circulación por dentro y salida por fuera, para explotar su poderosa banda derecha. Ahora, por primera vez, le respondía la contención, recuperaba y gozaba del respiro que le concedía la posesión en terreno visitante. No profundizaba pero merodeaba el área de Ter Stegen con continuas aperturas. Se notan las apariciones de Óliver.
También
creció en la reducción de espacios, con coberturas en la resta que permitieron frenar por el momento a
Messi (Jordán le robó varios balones seguidos) y que el
Barça ya no se aproximase con facilidad. Con esta mejoría de los nervionenses, descentrados y fallones en la primera media hora, y una tangana, se ha alcanzó el descanso, sensaciones que debía prolongar en la prolongación.
Arrancó la segunda mitad con un cambio en las filas del Sevilla con la entrada en el campo de Banega en lugar de Óliver Torres. El propio rosarino lo intentó en el 49, con un lazamiento lejano tras un centro de Navas. Quería Lopetegui un Sevilla que defendiera todo el tiempo posible con el esférico, para lo que intensificó la presión sobre la salida barcelonista, lo que le valió para recuperar y que
Ocampos acariciace el 1-0 con un disparo potente que salvó Ter Stegen, de nuevo determinante ante un lanzamiento de Munir. Además, se
sentía seguro atrás, sin fisuras, muy
pendiente de que Messi no imaginase y de cortarle las líneas de pase, como hizo Fernando en una acción que acabó con una contra peligrosa. El Sevilla se hizo con el centro del campo, por lo que Setién decidió reforzarlo en detrimento del ataque. Cambio con el que el Barça recuperó presencia y aplacó el ímpetu de los locales, que, con
Gudelj, Suso y En-Nesyri ya en el campo, se pertrecharon para amenazar a la contra.
Este nuevo giro acercó al Barça a la portería de Vaclik, que tembló con una falta de Messi que se estrelló en la parte superior del larguero. La réplica, una salida rápida que abortó Alba en el último momento cuando Reguilón ya había propulsado el pase de la muerte. Dispuso de otra Ocampos, que decidió resolver por sí mismo con un remate detenido con facilidad por Ter Stegen.
Oxígeno ante el cada vez mayor repliegue por el empuje del Barça, ya instalado en las inmediaciones de Vaclik pero con problemas para romper el muro blanquirrojo, blindado por las ayudas y un entendimiento absoluto. Lo consiguió con una acción por la izquierda que Luis Suárez desperdició en posición franca. Ocasión tan clara como la que tuvo reguilón, ya en la prolongación, que no conecta de lleno delante del meta alemán. Quedaba resistir en el epílogo y lo consiguió con su solidez defensiva para firmar un punto tan meritorio y trabajado como de peso para un equipo con madera de Champions.
Ficha técnica:
Sevilla F.C.: Vaclik, Navas, Koundé, Diego Carlos, Reguilón, Fernando, Jordán (Gudelj 68'), Óliver Torres (Banega 46'), Ocampos (Mudo 84'), Munir (Suso 59') y De Jong (En-Nesyri 68').
F.C. Barcelona: Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Alba, Busquets, Rakitic (Riqui Puig 89'), Vidal (Griezmann 79'), Messi, Luis Suárez y Braithwaite (Arthur 63').
Árbitro: González González, castellano-leonés. Amonestó a Reguilón, Fernando, Banega, Busquets y Piqué.
Goles: No hubo
Incidencias: partido de la jornada 30, disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán, sin público.