COMENTARIO

Almeyda, el 'crack' incomprendido

Almeyda, el 'crack' incomprendido
El traspaso de Almeyda se encareció por la intromisión, entre otros, del Real Madrid. - Carlos Pérez
Carlos PérezCarlos Pérez4 min lectura
"Fui un visionario bárbaro", decía Matías Almeyda al recordar esta semana cómo fue su salto a Europa. Y es que el 'Pelado' hizo algo que a pocos jugadores se les ocurre: rechazar al Real Madrid. Lo hizo para recalar en el Sevilla FC, en el verano de 1996. En el desastroso Sevilla FC de José Antonio Camacho y José María González de Caldas

Aquel verano fue el de la famosa 'Ley Bosman', con su especie de libre mercado, y la de la irrupción de las televisiones con sus millonarias ofertas a los clubes, lo que, sin tener secretarías técnicas preparadas, convirtió el verano en un despilfarro generalizado. Hubo multitud de operaciones, la mayoría alegres e injustificadas

La de Almeyda, empero, no. El argentino era un futbolista de un nivel ya alto y al que no se le adivinaba techo, si bien se trataba de un pivote defensivo y por ahí, por no verle dar y marcar goles, llegó la primera gran decepción de una afición blanquirroja que esa temporada no dejaría de llevarse una tras otra y que esperaba que su multimillonario fichaje sobresaliese en 'El Sevilla de la ILUSIÓN', según reflejaba la revista oficial del mes de septiembre, previa al comienzo de la liga. Era un Sevilla faraónico, pero construido sobre cimientos de paja

El del 'Pelado' iba a ser un traspaso alto, desde luego, pero lo iba siendo muchísimo más conforme avanzaban los días e iban apareciendo interesandos, como un Real Madrid que llevó el asunto hasta alrededor de los 1.500 millones de las antiguas pesetas. Una burrada.  

Mucho más caro, eso sí, salió la contratación de un Cristian Daniel Colusso del que todavía se duda si era realmente futbolista y quien reconoció que el día de su debut, saliendo desde el banquillo, le temblaron "las piernas". Por Almeyda, traspasado el año siguiente a la SS Lazio, se recuperó prácticamente todo el dinero. Por el resto, no.

Camacho, que intentó sin suerte dimitir varias veces hasta lograr marcharse, tenía a su disposición un plantel con jugadores como Monchi, Tsartas, Hibic, Mornar, Marinakis, Aranalde, Onésimo, Prieto, Martagón, un joven Salva Ballesta y Ramis o Gómez, que entraron en una nefasta operación de venta de Davor Suker. Quizás, la peor de la historia del Sevilla FC. Y que Almeyda costase casi tres veces más de lo que se había vendido al delantero croata tampoco era bien asimilado por una grada aún vestida de hierro y cemento.

Volviendo a Almeyda, además del precio pagado, generó falsas espectativas su dorsal: el '8'. Y el ex de River, a cuya presentación acudieron 12.000 sevillistas, se estrenó en casa ante el Real Zaragoza- dando una asistencia a Mornar, pero el 'Pelado' no era eso. Ni tampoco el croata un goleador, como se demostraría poco después. Ese día, curiosamente, se llevó la primera reprimenda de la grada, pues se quedó celebrando el tanto de rodillas ante el Gol Norte, cuando quedaban pocos segundos para el final y su tanto sólo era el 1-2.

En lo suyo, no obstante, Almeyda era un futbolista diferencial, capaz de sostener a todo el equipo, de acudir a las ayudas y ganar en el cuerpo a cuerpo, aunque también superdotado técnicamente para jugar tanto en corto como en largo. En el actual Sevilla, otro gallo le hubiese cantado, porque el 'Pelado' era un crack. Un crack incomprendido, que sí hizo carrera en Italia.  

El Sevillista (Septiembre de 1996)