Ésta bien podría ser la previa del partido que este domingo por la noche tendrían que haber jugado en el Ramón Sánchez-Pizjuán el
Sevilla Fútbol Club y el
Real Betis Balompié, pero tristemente no es más que una previa de lo que pudo ser y no será. El coronavirus ha privado a los sevillanos en particular y al mundo del fútbol en general de disfrutar de uno de los derbis más apasionantes.
Porque ayer, hoy y este domingo eran días para hablar de si se la juega de nuevo
Rubi, de si a
Lopetegui le pesará jugar ante su afición, de si
Guardado llegaría a tiempo al partido o de quién jugaría de
pivote en el conjunto nervionense... pero todo eso ha pasado a un segundo plano ante la oleada de acontecimientos que ha provocado el
Covid-19 en España.
Hoy era el día para analizar palabra a palabra las
ruedas de prensa de los técnicos, de hablar del
posible once de uno y otro equipo, de las opciones del
Betis por reengancharse a la pelea por Europa o de la oportunidad del
Sevilla para dejar atrás a algunos de sus rivales directos por la Champions... pero nada de esto ya es posible.
Las horas previas del
derbi sevillano estaban para sentir esos nervios que van en aumento cuando se acerca el pitido inicial, para tirar alguna que otra pullita al vecino o al amigo que siente de color distinto al nuestro y cómo no, momento de repetir esos rituales para los más supersticiosos. En lugar de todo eso,
sevillistas y
béticos se confinan en sus casas para combatir una lucha juntos, la de ese maldito virus que se ha llevado todo el deporte, y
la Semana Santa, por delante.
Estaremos así al menos dos semanas aunque muchos temen que esto sea solo
el principio de un parón más largo o incluso
el final prematuro de una temporada que entraba en su momento más decisivo. Nadie puede saber hoy en día a ciencia cierta y solo el paso de los días irá dictaminando qué camino tomar. Lo que sí es seguro es que esta bien podría haber sido la previa de un emocionante derbi entre
Sevilla FC y
Real Betis que al final no será mañana.