Así no despeja los fantasmas

Así no despeja los fantasmas
Con Gudelj, Fernando y Joan Jordán, el Sevilla acusó la falta de un director de orquesta que hiciese funcionar al equipo. - I. Morales
Isabel MoralesIsabel Morales2 min lectura
Anunciaba en la previa Monchi que Lopetegui planeaba cambios, que en la práctica se limitaron a incrustar a Gudelj entre Koundé y Diego Carlos para intentar dar más consistencia en defensa al equipo, pero en la práctiva mantuvo sus problemas en el centro del campo, donde echó en falta un director de orquesta, y arriba, donde sólo un Suso que desapareció en la segunda mitad, y De Jong a cuenta gotas, aportaron un poco de luz. La puesta en escena no fue ni mucho menos esperanzadora.

De hecho, fue el Cluj el que puso la intensidad en el arranque, un equipo que supo maximizar con intensidad sus limitados recursos, plantó con criterio sus dos líneas de cuatro y, asumiendo a la perfección su papel, impidió que el Sevilla encontrase las vías para profundizar y amortizar la posesión, claramente blanquirroja. Escasos de ideas, los de Lopetegui abusaban del pelotazo buscando a un De Jong que parecía el único recurso ofensivo de un Sevilla encefalograma plano.

El paso por los vestuarios no mejoró una primera parte muy discreta. Antes al contrario, agravó la imagen de un equipo que perdió lo único que tenía hasta ese momento, el control de la pelota.

El drama se consumó con el penalti de Koundé. Las soluciones tampoco llegaban desde el banquillo, donde un Lopetegui inmovil tardó en reaccionar, pero lo cierto es que la salida de Rony Lopes revolucionó los minutos finales. El brasileño participó en la jugada del gol de En-Nesyri, generó peligro, dotó de velocidad al equipo en los últimos metros y maquilló una paupérrima imagen de un Sevilla que no levanta cabeza.