Monchi ya se lo habría advertido y explicado con todo lujo de detalles, pero hasta que no lo ha sufrido... Hasta ahora, todo eran elogios para
Lopetegui y su equipo, pero al primer traspié, el vasco ha podido comprobar el nivel de exigencia que rodea al
Sevilla Fútbol Club.
Caer por la mínima ante el
Real Madrid ha generado las primeras dudas de la temporada. Especialmente, por la falta de mordiente ofensiva. Una vez más, el conjunto nervionense compitió, se fajó, peleó... pero no chutó ni una sola vez a puerta. Y por ello, comienza a quedar patente que la falta de gol es el gran problema, pues también costó lo suyo marcar en otras citas y ha sido el balón parado el que ha salvado ya la papeleta en más de una ocasión.
No le ha quedado otra a
Lopetegui que defenderse, tirar de estadísticas y asegurar que su equipo es el que más llega al área rival. Palabras que serán examinadas con lupa sobre el peculiar
Ipurua, donde hoy le espera una nueva prueba de fuego ante un rival necesitado que no regala nada. Otra batalla a cara de perro, como la que le planteó el
Madrid, que se espera intensa y muy física, y donde esta vez debe ser la mayor calidad sevillista la que decante la balanza.
De momento, los números y las sensaciones lejos del
Sánchez-Pizjuán son inmejorables. La memoria en el fútbol es tan corta que a alguno puede que ya se le haya olvidado. Cuatro salidas -contando el partido en
Bakú de la
Europa League-, cuatro victorias y cero goles encajados. Intachable.
Sin duda, hay motivos para creer en que el
Sevilla pueda regresar hoy a la senda del triunfo y consolidarse en la zona alta. Sobre el papel, se espera una cita parecida a la
Mendizorroza, y como en aquella, el técnico sevillista podría fortalecer el centro del campo con
Óliver Torres como falso extremo zurdo, sacrificando una vez más a hombres de ataque como
Munir o
Rony Lopes.
El maratón de partidos que atraviesan los blanquirrojos, además, podría dar paso a alguna rotación más, con opciones en la medular para
Gudelj, cuya envergadura puede ser un arma para combatir el juego aéreo de un
Eibar que todos saben a qué juega: entradas por banda y centros laterales en busca de sus dos delanteros.
Por lo demás, y pese a las críticas, no parece el partido más adecuado para prescindir de
Luuk de Jong y su trabajo, a la espera de que lleguen los goles. Tampoco hará muchos cambios a priori
Mendilibar, que tiene a
Ramis tocado, para tratar de buscar la primera victoria del curso de un Eibar a buen seguro asfixiante. Lopetegui ya sabe que la exigencia no se negocia.