Matías Almeyda no tardó en ver algo especial en aquel chico de las inferiores de
River Plate que destacaba por su altura (187 centímetros) y sus habilidades con el balón.
El que fuera fichaje estrella del
Sevilla en el verano de 1996 -pagó más de 1.000 millones de pesetas- aseguró antes de hacerlo debutar que era “un crack” y predijo que “el futuro de
River está ahí”. Confiaba ciegamente en el potencial del futbolista nacido en
Quilmes y el 17 de agosto de 2011 ofició su estreno como profesional en un partido contra
Chacarita en Nacional B, categoría en la que militaba por entonces el club millonario.
Se trataba del primer sueño cumplido por la reciente incorporación del
Sevilla, que quemó etapas muy rápidos desde que llegó a la cantera franjirroja procedente de
Quilmes. No en vano, pronto lo incorporaron al primer plantel y a los dos meses de entrenarse a las órdenes de
Almeyda tuvo su primera oportunidad.
Fue titular en el triunfo y ya prácticamente no se bajó del ‘11’ del ‘Pelado’, con un nivel alto que propició que su paso por el primer equipo de
River resultara efímero, ya que un año después de su debut dio el salto a
Europa para marcharse al
Monaco, que pagó 13 millones por un chico de 18 años.
Curiosamente, cuando
Lucas Ocampos arribó a la cantera de
River Plate jugaba como delantero centro, aunque los técnicos de su nuevo club entendieron que sus cualidades se ajustaban más a la posición de extremo, en la que sobresalió y llamó poderosamente la atención de
Almeyda, que posiblemente le haya recomendado apostar por
Nervión, aunque, obviamente, los tiempos en los que él vistió la elástica sevillista distan mucho de los actuales.
En sus inicios, al nuevo extremo blanquirrojo lo comparaban con
Sergio Berti, apodado la ‘Bruja’ y un futbolista de altísimo nivel, y ahora espera exhibir en Nervión la versión que deslumbró a
Matías Almeyda.