El
Sevilla siente la
Europa League como su reino particular por sus múltiples conquistas y el respeto que suscita, a base de título, en los rivales y más aún cuando se adentran en sus dominios. Porque el
Sánchez-Pizjuán, el epicentro de sus emociones, se erige casi en un templo en el que para la mayoría de clubes supone un privilegio saltar al césped, caso por ejemplo del modesto
Akhisar otomano, que se presenta hoy en
Nervión deseoso de vivir una experiencia prácticamente única para un equipo que se pasea por primera vez por el
Viejo Continente y por una circunstancia muy puntual.
No en vano, no se encuentra entre los clubes punteros de su país, hasta el punto de que actualmente es colista de la
Süper Lig turca con una sola victoria en su haber, y también ostenta el 'farolillo rojo' en el
Grupo J de la
UEL, en el que el
Sevilla persigue subir de posiciones tras la derrota contra el
Krasnodar.
Con tres puntos, los nervionenses necesitan la tranquilidad que le concedería una victoria obligada contra un rival que suma dos derrotas y que, sobre el papel, es muy inferior técnicamente a los de
Machín. Sin duda, se trata de una excelente oportunidad para reaccionar tras terminar su racha triunfal en
Liga en el
Camp Nou en una cita donde cayó goleado pero ofreció imagen de equipo competitivo con enorme presencia en ataque.
En este sentido, la
Europa League llega a la Bombonera como un revitalizante para retomar la senda del triunfo y también como un escaparate para los futbolistas con menos protagonismo, ya que el técnico nervionense realizará rotaciones para dar descanso a varios de sus baluartes y premiar a efectivos que, como él mismo señaló, están llamando a la puerta con su esfuerzo y prestaciones.
La mayoría de los cambios los introducirá a partir del medio campo, ya que en el eje de la defensa sólo se espera la entrada de
Mercado por el tocado
Kjaer, mientras que en los carriles
Aleix Vidal ocupará el lugar de
Navas o de
Arana, a pierna cambiada, sin descartar a
Escudero. En el centro dará un respiro posiblemente a
Banega y
Sarabia, a los que relevarían
Roque como pivote y
Promes en el perfil zurdo, siendo muy probable que
Franco Vázquez se mantenga en el once.
Arriba, repetiría con dos arietes, con la duda de quién acompañará a un
Muriel relanzado en el Camp Nou, quizás con más opciones para
André Silva, suplente ante el
Krasnodar. Pólvora de sobra para imponer su ley en su territorio y acercar la clasificación.