Caleta-Car, Plea, Kalinic, Portu, Rebic, Bakayoko... El Sevilla FC, como cada verano y como cada club, negoció con numerosos futbolistas que, por unos u otros motivos,
no terminaron arribando a Nervión.
Un caso curioso es el del ahora mediocentro del
AC Milan, quien se enfrentará este viernes al Betis, en la Europa League.
Joaquín Caparrós llegó a tener el "sí", tanto del mediocentro de origen costamarfileño como de su hermano, quien hace las veces de agente.
El Sevilla, que
ya le seguía cuando jugaba en el Rennes (de ahí pasó al AS Monaco, a cambio de ocho millones), le le había elegido
como recambio de Steven Nzonzi y había transmitido al Chelsea FC, incluso, que estaba dispuesto a pagar todo su elevado salario.
Con
todo apalabrado y Sarri dispuesto a dejarle marchar, sólo quedaba esperar a que algún club se llevase a Nzonzi, dado que en Nervión, donde decían públicamente que seguiría,
no querían devaluarlo, fichando antes a su recambio.
Eso era a mediados de julio, pero lo de Nzonzi se alargó, Bakayoko se cansó de esperar y apareció en escena un
AC Milan que, para llevarse el gato al agua, recordó a Roman Abramovich que
aún le debía un favor por el traspaso, en 2006, de Andriy Shevchenko.
El Sevilla FC acabó, durante las negociaciones con la Roma por Nzonzi, haciéndose con Maxime Gonalons, quien apenas ha podido jugar por lesión, y
Bakayoko terminó en San Siro, donde no le va nada bien. De hecho,
en Italia aseguran que el Milan lo quiere devolver en enero.