Despacito y con buena letra. Así está siendo la primera planificación deportiva de
Joaquín Caparrós como director de fútbol del club nervionense. Unos refuerzos que, quizá, están tardando en llegar más de lo esperado, pero que están cumpliendo con creces las expectativas de la afición sevillista, habiendo aportado músculo con futbolistas como
Ibrahim Amadou y Joris Gnagnon, o habiendo traído dos centrales (Gnagnon y Sergi Gómez) por el mismo precio que le solicitaban por el croata
Duje Caleta-Car.
Su acierto, sin embargo, no le ha privado de las dudas de la afición, temerosa de que este verano volviera a repetirse lo sufrido el anterior, con el destituido
Óscar Arias a la cabeza. De ahí que el utrerano se haya granjeado muchas dudas y críticas a lo largo de sus primeras semanas al frente de la comisión deportiva del club blanquirrojo.
Apuntalada la retaguardia (a falta de que posiblemente se realice una inversión menor por un tercer central),
llega ahora el turno de la delantera, para la que Joaquín Caparrós y sus adjuntos,
Paco Gallardo y Carlos Marchena, buscan un delantero de garantías que venga a cumplir con las expectativas de Pablo Machín, quien gusta contar con
un '9' espigado, fuerte, que vaya bien por arriba y que viva en el área. Y eso, lógicamente, con la inflación que está viviendo actualmente el mercado de fichajes,
vale un dinero... El utrerano lo sabe, y por ello no quiere andarse con rodeos en su labor, después de que la temporada pasada el equipo demostrara una evidente falta de gol. Por ello, la dirección deportiva sevillista ha presupuestado unos 25-30 millones de euros para el 'killer', convirtiéndolo, nuevamente, en
el fichaje más caro de la historia del Sevilla F.C., como ya ocurriera el curso pasado con la figura del colombiano
Luis Muriel, por quien Arias abonó 21 millones.
Tal y como avanzó
ESTADIO Deportivo, Joaquín Caparrós y sus escuderos tendrán
una reunión con Pablo Machín a comienzos de la próxima semana, en la que acabarán de perfilar sus objetivos y se lanzarán directamente por ellos.
Y uno de esos será el charrúa
Maxi Gómez, quien en su primera temporada en LaLiga acabó con
18 tantos a pesar de su bisoñez (sólo 21 años) y de compartir delantera con el 'pichichi' celeste, Iago Aspas (23 dianas en la 17/18). Machín quiere verlo vestido de blanquirrojo y, según ha podido saber este diario,
los contactos entre el Sevilla y los agentes del delantero han sido frecuentes en los últimos días, emplazándose a avanzar en la negociación a partir de la próxima semana. No obstante, el utrerano deberá saltar numerosos obstáculos. El primero de ellos, las altas exigencias del Celta, algo que ya ha comprobado con Sergi Gómez (con quien comparte agencia). El conjunto gallego lo fichó hace ahora un año de Defensor de Uruguay por sólo
cuatro millones de euros, una cantidad que aspira a multiplicar
por cinco o seis, pues, a priori,
no acepta negociar por menos de 25 kilos. Este hándicap lo alimenta la participación de Maxi Gómez en el Mundial de Rusia y el fuerte
interés de varios clubes de la Premier League inglesa.
La idea es empezar a acercar posturas en los próximos días y, aunque difícil, en Nervión no lo entienden tan complicado como
Batshuayi, por el que el Chelsea les solicitó 80 kilos a comienzos del verano; un precio que, entienden, bajará con el paso de las semanas. El Valencia CF, de hecho, también está tras sus pasos, según informa este domingo
Superdeporte.
Aboubakar, también ahí.