Destrozado por el Spartak y el Valencia a base de
rápidas transiciones ofensivas, tras sus pérdidas,
y sin pegada para sobrevivir ante los rivales a un intercambio de golpes, el Sevilla lo pedía gritos. Ante el Leganés, ya con el agua al cuello como en su idea Unai Emery, Eduardo
Berizzo accedió a desterrar su 4-3-3 en favor de un 4-2-3-1 en el que
Pizarro y N'Zonzi, en el otro dibujo incompatibles,
jugaron en paralelo.
El objetivo no era hacer un mejor fútbol, sino frenar la sagría defensiva. El equipo solía jugar demasiado estirado, se partía con facilidad y dejaba, en definitiva, muchísimos espacios, por los que podían correr alegremten los rivales para plantarse ante Sergio Rico. Y lo consiguió. "El doble pivote colaboró también con el orden.
Tener a Pizarro y N'Zonzi ha ayudado a la solidez del equipo. No recibimos ocasiones", dijo el 'Toto' tras el partido. Y no le faltaba razón: el Leganés apenas se acercó por la meta de Soria, realizando
un único disparo entre los tres palos.
Todo puede corroborarse con las estadísticas. Con el argentio y el francés haciendo la raya en la zona ancha, como se aprecia en la segunda imagen, el Sevilla pasó
de interceptar 8,8 pases del adversario, la media de los anteriores partidos,
a 14. Casi el doble. Ambos, además,
se impusieron en el 67% de los duelos aéreos, un dato que no es baladí teniendo en cuenta que el pepinero es el equipo más destacado de LaLiga hasta la fecha en este registro.
Al jugar más juntos y ser más compactos, por otra parte, los nervionenses
pudieron bloquear hasta 20 pases, centros y disparos realizados por el Leganés, equipo que recibió
20 tackles por parte de los sevillistas, quienes alcanzaron los
40 despejes. Registros defensivos, todos, muy superiores a los habituales y que refrendan que el Sevilla, el cuadro de los 32 de la Liga de Campeones que más tantos ha recibido a la contra,
se siente mucho más seguro jugando con un doble pivote. Básicamente, porque el perfil de sus centrocampistas
-más técnicos y anáquicos que fuertes y disciplinados- no casa con la idea bielsista de Berizzo de mantener un constante ida y vuelta.
Poder soltar más a los laterales, un arma clave en Nervión desde Juande hasta Sampaoli, es otro beneficio que reporta el tener a dos hombres prestos para las ayudas y las coberturas.
El difuso mapa de calor de Pizarro, Banega y Franco Vázquez en el Valencia-Sevilla Pizarro, N'Zonzi, y Krohn-Dehli dibujaron un muro en la zona ancha que el Leganés pocas veces logró superarBerizzo, pues,
ya ha encontrado la receta para que su Sevilla, muy vulnerable, se sienta más seguro. Ahora, con un partido trascendental a la vista ante el Spartak de Moscú, el técnico argentino
debe trabajar en que su equipo sea más equilibrado. Hasta el minuto 20, no en vano, su equipo no dio un pase vertical (el de Pizarro a Sarabia, que acabó en el 1-0) que rompiese líneas y sólo con el Leganés adelantando líneas para buscar el empate pudo gozar de algunas oportunidades claras. Y es aquí donde surge
un problema paralelo: el de la falta de efectividad. El Sevilla no fichó un 'killer' en verano y lo está pagando. Por eso, precisamente, le conviene vivir más arropado. No le da para un intercambio de golpes.