Fin de la historia. Al sueño de un proyecto que pierde uno de los principales pilares sobre los que se construyó en verano. Un objetivo que se ha esfumado
por deméritos propios, por decisiones equivocadas cuando más se necesitaba afinar el criterio y por la ausencia de ese espíritu de campeón que de tantas le ha salvado en otras ocasiones.
El Sevilla confirmó los peores augurios y exhibió las carencias que arrastraba desde hace semanas. Sin alma, con un técnico sin soluciones para reponerla debido a un ideario alejado del que pregonaba. Al Leicester le bastó con ilusión, con empuje para superar a un equipo apagado, desconcentrado, en el que sólo Vitolo tiró de orgullo
y Nasri directamente se borró. Era
el partido más importante de la temporada, de su historia, según Castro, y nunca lo pareció. Y así, con esa actitud, el muro de los octavos se elevó tanto como antaño para el que el anhelo se estampara sobre el cemento azul de los ´Foxes´, los únicos que quisieron y creyeron.
La pesadilla comenzó con la columna vertebral de gala y un once en el que Sampaoli optó por Sarabia como interior diestro por delante de Mercado y se decantó por el dinamismo de Ben Yedder ante una defensa corpulenta que sufre más con la movilidad que en el choque. Además, desplegó un eje de altura con N´Zonzi e Iborra como escoltas de la creatividad de Nasri, mientras que Vitolo iniciaba desde la banda pero con la consigna de colaborar en la generación.
Porque el Sevilla persiguió desde el principio controlar el esférico, marcar el ritmo y vivir en lo posible cerca de Schmeichel. Intención que se tradujo en el cuarto minuto en una oportunidad clara con una penetración de Nasri desbaratada por una excelente mano del meta local. No obstante, el Leicester trató de evitarlo con
una presión adelantada que, como siempre, generó problemas a los nervionenses, que sólo la salvaban cuando asociaban en corto los ´jugones´, demasiado alejados casi siempre de la zona caliente. Faltaba que Nasri asumiera mayor responsabilidad, la pausa para helar la pasión de los ´Foxes´, fieles a los balones largos, la verticalidad sin respiro y el poderío en la estrategia.
Al cuarto de hora
la posesión le quemaba al Sevilla y el Leicester la utilizaba para el ataque directo, para asfixiar a un pentacampeón cada vez más agazapado en su campo, si bien una carrera de Ben Yedder tras un pelotazo habilitó a Sarabia para que disparara para fuera desde la frontal. La precisión de Pareja o algún robo en la medular se erigían en los únicos recursos de los nervionenses, perjudicados por la distancia entre líneas y que sufrían en cada acción a pelota parada, vía por la que llegó
el golpe de los ingleses en el 27´: Mahrez botó una falta y Morgan la desvió a la red ante la pasividad de la zaga blanquirroja. 1-0. El Sevilla precisaba encontrar a sus referentes, moverla en terreno enemigo, porque cuando lo hacía inquietaba, como en el lanzamiento de Ben Yedder a los 30 minutos. Este aviso propició un paso atrás del Leicester, que se pertrechó al otro lado de la divisoria, muy junto y listo para lanzar un contragolpe con
la velocidad de Vardy. Esta decisión favorecía en cierto modo a los de Sampaoli, pues acrecentaba las opciones de que brillaran sus estrellas, si bien el orden inglés frenó una propuesta plana, justa de ideas y más volcada en la derecha, donde afloraban las limitaciones arriba de Mercado.
El descanso exigía reflexión para entender que la historia exigía más intensidad y frescura, y por supuesto la chispa diferenciadora de los que saben.
Así, la primera medida del casildense no se hizo esperar, dejando en el vestuario a
Mercado y Sarabia en favor de
Mariano y Jovetic. Buscaba más presencia arriba y crear superioridades en la derecha con la profundidad de Mariano y Vitolo, lo que desde el arranque provocó un mayor repliegue del Leicester. Dicha disposición permitió a Escudero mandar un obús al larguero, y a Ben Yedder fallar en el rechace, todo lo contrario que Albrighton, certero en su remate cuando, sólo en el área, le llegó un rebote.
2-0. Mazazo. Premio a la concentración del Leicester, más metido desde el principio, ganador en cada balón dividido. Ahora luchaba por forzar la prórroga, con el rival tan encerrado como motivado.
Hacían falta combinaciones rápidas para desestabilizar la zaga y no había esa velocidad.
La entrada de Correa prendió un poco la llama, hasta el punto que acarició el 2-1 con un disparo despejado por Schmeichel y durante unos minutos la movió como debía pero, entonces,
Nasri se autoexpulsó con una acción infantil. Aun así, el Sevilla tuvo la ocasión más clara del partido, con un penalti fabricado por Vitolo, pero, como en la ida, se falló desde los once metros, esta vez N´Zonzi con un lanzamiento blando en el 79´. A partir de ahí un quiero y no puedo. Impotencia por la oportunidad perdida. Por una eliminación inesperada.
Por una durísima caída con profundo sabor a fracaso.
- Ficha técnica:Leicester: Schmeichel; Simpson, Huth, Morgan, Fuchs; Ndidi, Drinkwater, Albrighton, Mahrez (Amartey, m.90); Okazaki (Slimani, m.64) y Vardy.
Sevilla: Sergio Rico; Mercado (Mariano, m.46), Pareja, Rami; Sarabia (Jovetic, m.46), Iborra, N'Zonzi, Escudero; Vitolo, Nasri; y Ben Yedder (Correa, m.67).
Goles: 1-0, m.27: Morgan. 2-0, m.54: Albrighton.
Árbitro: Daniele Orsato (ITA). Amonestó a Vardy (m.75), Schmeichel (m.79), Ndidi (m.84) y Mahrez (m.90), del Leicester; y a Nasri (m.19) y Vitolo (m.59), del Sevilla. Expulsó a Nasri por doble amarilla (m.75) y a Sampaoli (m.82).
Incidencias: partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el King Power Stadium. El Leicester accede a cuartos de final por un marcador global de 3-2.