Bien por el
desgaste físico (el Eibar le había obligado a realizar
un esfuerzo bárbaro días antes), bien por el
temor a perder el sitio y facilitar los contragolpes del Leicester, mucho más entero, se vio durante buena parte del encuentro a
un Sevilla excesivamente estático.
Sampaoli siempre le dice a sus pupilos que son
"jugadores, no posiciones", pero en esta ida de los octavos vivieron siempre ordenados sobre un 4-4-2, lo que les hizo
lentos y previsibles. En parte, porque
Samir Nasri cambió el agitar arriba por hacer de mediocentro puro, apoyándose constantemente en su mejor amigo, un
Steven N'Zonzi que hizo todo bien (precisión, robos, dominio aéreo, ocasiones...), excepto verticalizar. pues rara vez, dado que su objetivo era sacar a los pesados centrales rivales de sitio,
Jovetic y Correa tenían presencia en el área rival (el Sevilla sólo la pisó un 4% del partido).
Al final, los nervionenses no rentabilizaron en el marcador su
72% de posesión. Como curiosidad, Nasri y N'Zonzi tuvieron casi tanta (23%) como el Leicester. Y no sólo es eso, sino que dieron más pases entre ambos (
197,
imagen 1) que todo el conjunto inglés al completo (
164,
imagen 2). El total del Sevilla fue de
564. Demasiados en horizontal, eso sí.
Los dos mediocampistas galos, por otra parte,
lideraron las combinaciones de pases entre futbolistas: N'Zonzi le dio 27 a Nasri y éste, 22 al ex del Stoke City. No es algo nuevo, no obstante. En cada encuentro, su entendimiento es máximo, en este sentido.
Particularmente, hay que destacar a N'Zonzi, pues no sólo se trata del jugador que más pases ha dado en lo que va de Liga (
1.406), sino que también es líder de esta estadística en la Liga de Campeones (
555).
Y, a buen seguro, seguirá aumentando considerablemente sus registros en la vuelta, en el King Power Stadium, pues
el cuadro de Claudio Ranieri no varía su estilo en función del escenario y seguirá viviendo en espacios reducidos, a la espera de cazar de nuevo despistado al Sevilla -la marcha de Lenglet le descolocó- para hacer
un tanto -le daría el pase- y parapetarse más aún, sí cabe. Los 'Foxes' no quieren el balón.
Ni lo necesitan. En la ida ha quedado claro.