El jugador hace todo lo posible por aclarar cuál fue el tratamiento que recibió, y que investiga la AEPSAD, y demostrar que no se trata de un caso de dopaje.
El final del año ha acabado con escándalo para
Samir Nasri. Su visita a Estados Unidos que finalizaba ayer acabó con un enredo de índole sexual en Twitter sin mayor trascendencia que el jugador tuvo que aclarar y con una investigación de la
Agencia para la protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD) sobre el tratamiento intravenoso que recibió en
la clínica Drip Doctors -doctores del goteo- en el país norteamericano. El futbolista tuvo ocasión ayer de explicar en el club la naturaleza del suero intravenoso, denominado Inmunity IV drip, que le administraron a domicilio "para mantenerlo hidratado y saludable durante su exigente temporada con el Sevilla".
El atacante galo pondrá todo de su parte para aclarar que no ha cometido ningún acto que pueda inhabilitarle para la práctica del deporte. La Asociación Mundial Antidopaje (AMA) prohibe este tipo de tratamientos si superan los 50 mililitros. Nasri se ha movilizado para agilizar la investigación y ha pedido a la clínica que le envíe los correos electrónicos que intercambiaron para la contratación del servicio, además de la receta suministrada por un médico para recibir el tratamiento. Desde el propio Sevilla se extrañan de que la clínica pudiera publicitar un tratamiento ilegal, por lo que confían en que el asunto no vaya a más.
Los primeros meses de Nasri en el Sevilla han sido muy buenos y en el club esperan, primero que no haya problemas para que siga jugando, y, segundo que no le afecte en la exigente vuelta a la competición que van a tener los de Nervión en el inicio de 2017, con el triple enfrentamiento ante el Real Madrid o la visita a Anoeta.
Nasri es una pieza fundamental para Sampaoli, quien a partir de hoy podrá conocer de primera mano la versión del jugador y la motivación con la que regresa.