¿Cuál es el motivo? ¿Es el momento ideal para abandonar la entidad? ¿Qué pasaría con la planificación que ya está en marcha? ¿Son realmente motivos personales o maneja una gran oferta de un club poderoso? ¿Había tocado ya techo Monchi en el Sevilla? ¿Podrá evitar José Castro su marcha, como lo hacía Del Nido?
¿Y Unai Emery? ¿Se iría también?...
Son muchas las preguntas que han quedado esta noche en el aire, rondando por las cabezas de los sevillistas mientras tratan de conciliar el sueño. Poco a poco irán teniendo respuesta. En parte, porque las ofrecerá él mismo. Lo que quizás no desvele sea el motivo real de su marcha. En este lunes, en el que
trabajó con normalidad (recibió a agentes en el club por la mañana, fue a un acto por la tarde) se mostró
parco en palabras ante el consejo, por lo que sólo hemos podido ir atando algunos cabos,
buscando una respuesta a lo aparentemente inexplicable.
He recordado, primero,
una frase de Emery durante la celebración del pasado lunes: "Queremos mucho a la Europa League...
¡pero ahora vamos a por la Champions!". Y, posteriormente, se me ha venido a la mente
otra del propio (¿ex?) director deportivo, ésta de hace sólo un par de días: "Estoy a gusto donde estoy. Yo soy sevillista antes que director deportivo.
Cuando uno tiene lo que necesita, no tiene motivos para cambiar". Y, después de analizar ambas, tras algunas llamadas y pensando posiblemente mal, he llegado a la conclusión de que quizás el consejo no les hayan dado a ambos lo que necesitan para
soñar con la Liga de Campeones, para dar el salto de una vez y
tener que dejar de hacer milagros cada temporada. Eso acaba quemando y Monchi ya ha hecho demasiado.
Si mantiene su idea (puede que producto de un calentón con Cruz, por no abrirle el grifo),
el sevillismo sólo podrá darle las gracias. Una y otra vez.
Y respetar su decisión, por supuesto.
Algún día la verdadera estrella del club también podría querer irse. El motivo es casi lo de menos en esta impactante noticia.
Carlos Pérez3 min lectura