Son los jugadores, con sus distintas características y funcionalidades, los que marcan el estilo de juego de un equipo. Por ello, el fichaje de
Fernando Llorente es mucho más que un gran refuerzo para
Unai Emery. Supone un cambio en la propuesta del
Sevilla en partidos o fases de los mismos. El riojano tiene un perfil que faltaba en la plantilla nervionense y enriquecerá las vías del equipo a la hora de crear oportunidades de gol.
Bacca, antes,
Gameiro e
Immobile son delanteros que atacan los espacios, que buscan constantemente la espalda de los defensas. Eso condicionaba el modo de buscar portería del
Sevilla, reduciéndolo casi exclusivamente al juego interior, con los extremos a pierna cambiada. Con
Llorente, el Sevilla ganará una
salida directa desde la defensa, juego de espaldas en el balcón del área del que se beneficiarán principalmente los mediapuntas, y los centros laterales, con entradas hasta la línea de fondo, cobrarán sentido.
En la 14/15,
Emery inventó el parche de
Iborra, una idea que dio buenos réditos por momentos, pero que no dejaba de ser eso, un parche, ante la falta de un delantero con el perfil del riojano, que permitirá tanto mantener el
4-2-3-1 (los tres arietes del plantel pueden jugar solos) como utilizar la alternativa del
4-4-2, ya que
Llorente es compatible con el galo y el italiano, menos complementarios entre sí. El que será nuevo fichaje del Sevilla beneficiará a ambos, pues desgasta centrales, atrae atenciones, sabe aguantarla a la espera del resto y será un recurso clave ante las zagas más cerradas.
Ahora,
Emery dispondrá de un plantel completo, con alternativas para jugar por dentro, por fuera, a la contra, con ataques estáticos o directos e, igualmente, multiplicará sus opciones a balón parado.
Llorente (1,95 m) se suma a
Rami (1,90 m),
'Kolo' (1,85 m),
Krychowiak (1,86 m),
N'Zonzi (1,96 m) e
Iborra (1,95 m) como elemento determinante para una estrategia que está temporada el vasco volverá a explotar.
Por último, sonríe
Trémoulinas, otro beneficiado de la llegada de
Llorente: tiene un guante en su zurda, pero en
Bacca y
Gameiro no encontraba aliados.