El fantasma del pasado que aterroriza en el Almería

El fantasma del pasado que aterroriza en el Almería
- Mario Gómez
Mario GómezMario Gómez 5 min lectura
El gran objetivo de la UD Almería desde que Turki Al-Sheikh llegara a la propiedad del conjunto almeriense es conseguir el ansiado ascenso a LaLiga Santander. El gran sueño del jeque saudí desde que llegó siempre fue convertir al Almería un club modelo en Europa, teniendo en cuenta que el club que compró estaba prácticamente abocado a la desaparición y coqueteando con los puestos de descenso a la extinta 2ª B.

No todo ha sido tan fácil como podría parecer al inicio. En una de sus primeras ruedas de prensa el CEO de la UD Almería, Mohammed el Assy, afirmó que el objetivo de la nueva propiedad era ascender en tres temporadas a la máxima categoría del fútbol español. Precisamente esta temporada 21/22 sería la fecha tope para que el Almería hiciera los deberes en el terreno de juego y celebrar el ascenso allá por el mes de mayo.

Desde el primer año, el arranque del equipo en la competición liguera ha sido bastante bueno. Incluso cuando ni siquiera se habían incorporado los recientes fichajes que fue realizando la nueva directiva, el equipo fue auspiciado por el estado de euforia generalizado en las gradas del Mediterráneo y consiguió terminar la primera vuelta de la temporada 19/20 en puestos de ascenso directo.

Llegó la pandemia del coronavirus y llegó el parón de todas las ligas, incluida LaLiga Smartbank. Antes ya el equipo estaba tambaleándose con Guti de entrenador. Muy recordada es aquella rueda de prensa tras empatar a un gol frente al Numancia, donde criticó abiertamente la actitud del equipo. Desde entonces, el equipo no volvió a rendir de igual forma. No fue siquiera suficiente el tener a Darwin Núñez como estrella, pues tras retomar la competición en verano se pudo ver a un equipo muy irregular, con pocas ideas y que cambió tres veces de entrenador. Ya con José Gomes, el Girona fue demasiado para el Almería.

La siguiente temporada parecía mejor planificada. Se incidió mucho en realizar una pretemporada amplia y que sirviera para que los jugadores no acusaran un bajón físico como el que acusaron la anterior campaña. Aunque en este caso los primeros partidos no fueron del todo bien, el equipo terminó cogiendo tono y comandados por el doble pivote formado por Morlanes y Samu Costa, consiguió dar caza a los imparables Espanyol y Mallorca en enero. A partir de ese mes, todo se volvió a torcer.

Llegó el temporal Filomena y el Almería vio como fue aplazado un partido ante un Leganés en horas bajas. Por si no fuera poca la carga de partidos, el Almería fue avanzando de ronda copera hasta que se midió al Sevilla. José Gomes decidió sacar a los suplentes, apostando por una filosofía que le había llevado a ser alabado en el panorama nacional. Esta vez, no le salió bien la jugada. El Almería cayó por la mínima y daba la sensación de que aquel partido se podía ganar con un once titular. Lo mismo pensaron en el vestuario. Y para rematar la caída, las actuaciones arbitrales terminaron de hundir a un equipo joven y psicológicamente muy débil, que tuvo su mayor colofón en la rueda de prensa de José Gomes frente al Leganés, cuando pidió ''respeto'' al Almería.

El cuento parecía bien distinto esta temporada. Las sensaciones con Rubi a los mandos de este proyecto parecían inmejorables. Ya en Almería nadie se confiaba, pero los números hablaban por sí solos: el Almería estaba siendo uno de los mejores equipos de la historia de Segunda división. Hasta que se aplazó el partido contra el Lugo por un brote de COVID en el equipo gallego y el posterior confinamiento de toda la plantilla por parte de la Junta de Galicia. Al llegar de Navidades, el equipo ha sufrido precisamente una ola de contagios que, esta vez, no motivaron la suspensión del encuentro.

Vuelven los fantasmas a Almería en un mes clave históricamente desde la llegada de la nueva propiedad. La gran diferencia es que ahora el conjunto almeriense cuenta con un amplio colchón de puntos que le da cierto margen para recuperarse de una caída, en el caso de que llegara.