Madrid, 24 ago (EFE).- El galés Gareth Bale y el colombiano James Rodríguez emocionaron al público del Santiago Bernabéu como si de fichajes de última hora de mercado se tratase. A principios de verano no se esperaba ver a ninguno de ellos con la camiseta del Real Madrid en su estreno liguero en casa, pero las cosas cambiaron y la afición los recibió con aplausos y con murmullos de expectación cada vez que tocaban el balón.
Con el belga Eden Hazard, el gran fichaje para esta temporada, fuera por lesión, el madridismo se rindió en el primer partido en el Bernabéu a los dos futbolistas recuperados para la causa y ambos respondieron sobre el terreno de juego llevando la iniciativa del ataque y siendo los más activos, a pesar de no poder celebrar un gol.
Bale y James tenían pie y medio fuera del Madrid antes y durante el verano, e incluso a veces los dos. La situación del galés ha sido la más extraña ya que el francés Zinedine Zidane lo dejó claro por sus decisiones a final de la pasada temporada: sin convocar durante dos partidos y en el último en el Bernabéu, frente al Betis, ni calentó en lo que se presumía como el día de su despedida.
El estreno en la pretemporada del Real Madrid lo vio desde la grada y el técnico galo sorprendió con su "si Bale se va mañana, mejor para todos". Era el 21 de julio, con su futuro pendiente del mercado chino que finalmente se truncó y ahora, dos meses después, encadena dos titularidades en los dos encuentros oficiales del equipo.
Sin el español Marco Asensio, ausente por una grave lesión de rodilla, y sin el ya citado Hazard, Bale salió de inicio en Balaídos en el estreno liguero y dio la asistencia del primer gol, siendo uno de los más destacados del equipo, pero su examen más importante llegó este sábado con la afición madridista como juez.
Foco habitual de los pitos durante la pasada temporada, en esta ocasión todo cambió desde la presentación por megafonía de los jugadores. El público respondió con aplausos al galés, al que ve enchufado y quiere darle otra oportunidad.
Bale acaparó la primera gran ovación del partido tras una carrera por banda derecha dejando atrás a dos defensas, marca de la casa, en el minuto 6. Una situación que puso de manifiesto el cambio experimentado durante el verano y que se repitió en cada acción del extremo galés.
Y si alguien entiende de segundas oportunidades ese es James Rodríguez. El colombiano, cedido durante dos temporadas al Bayern de Múnich, volvió a la disciplina blanca en lo que parecía una simple parada pasajera -con Nápoles y Atlético de Madrid queriendo hacerse con sus servicios-, pero finalmente esta será de, al menos, una temporada.
Ante la ausencia de un fichaje en el centro del campo, Zidane cuenta con el colombiano para jugar de interior, y la ausencia del croata Luka Modric por sanción le abrió las puertas de la titularidad en un Santiago Bernabéu que no le veía vestido con la camiseta del Real Madrid desde mayo de 2017.
Al público le entusiasma James y lo demostró desde el primer minuto, llevándose además una gran ovación al tirarse abajo a rebañar un balón en el minuto 11 del encuentro. El cafetero demostró una buena asociación con Bale, se buscaban constantemente cayendo al costado izquierdo; ellos generaron 10 de los 14 disparos que intentó el Real Madrid en la primera mitad, lo que provocó el murmullo expectante en la grada cada vez que tocaban la pelota.
El jugador colombiano salió del terreno de juego en el minuto 55 entre una gran ovación del público madridista que se puso en pie para despedirle y posteriormente mantuvo unas confidencias con Zidane antes de sentarse en el banquillo en lo que escenificó el cambio de panorama que rodea a su situación en el equipo.
Ambos fueron la nota positiva de un Real Madrid que volvió a las andadas con un empate a uno frente al Real Valladolid en lo que es el primer pinchazo en partido oficial tras la victoria en el debut frente al Celta de Vigo el pasado sábado (1-3).
Óscar Maya