Sekou Gassama fue el fichaje estrella del Málaga el pasado verano. El único por el que se pagó, al margen de su ficha, una compensación económica a su club de origen, un
Valladolid que lo cedió a regañadientes por la insistencia del propio jugador. Se esperaban goles, como siempre ha firmado este senegalés de
Granollers. Meses y dos goles después, entre lesiones y falta de continuidad, el nivel no ha sido el esperado y él lo sabe. Y así se sincera en
Estadio Deportivo.
"Todos creíamos que podíamos hacer mejor primera vuelta de la que hemos hecho.
Hemos estado la gran mayoría por debajo del nivel que podemos dar y es cuando tienes que reflexionar y ver dónde puedes mejorar. Lo hemos hecho en vacaciones los jugadores y también el míster", reconoce antes de ser aún más autocrítico. "Para ser sincero,
no estoy contento con mi nivel porque he tenido altibajos con lesiones, he sido muy irregular.
Con números como los que tengo, con sólo 2 goles, pues no te vas contento. Sé que puedo dar mucho más, trabajo para ello. Debo dar más y en esto estoy.
Trabajo para que las garras de la pantera estén afiladas".
Es ahí cuando tira de su filosofía de vida,
'pico y pala', la misma que le ha hecho luchar contra las dificultades desde que era pequeño. "
Pico y pala es trabajar. Unos creen en ti y otros no lo hacen. Es ahí, sobre todo, cuando las cosas van mal y se ponen duras, cuando tienes que picar y luego sacar con la pala". Así hizo cuando salió de la cantera del
Barcelona o cuando tuvo que bajar varias categorías para volver a comenzar. "He luchado mucho, desde la cantera del Barça a ahora, de jugar de central a delantero, de estar muy bien a estar muy mal y viceversa. Sólo sé que, si trabajas, todo llega".
Bien lo sabe él, al que le ha costado llegar y consagrarse en la élite. "
No es como que piensan muchos ahora, que a los 19 ya tienes que estar jugando en Primera, entre las estrellas, y si no no sirves para nada. Yo he jugado en Tercera, en Segunda B con 19 años, en vez de subir a Segunda, me vi bajando a Tercera. Y aún me queda mucho para llegar más arriba", reconoce.
Por eso mira, individual y colectivamente, al futuro con optimismo, sin olvidar de dónde viene y a dónde quiere llegar. "
El momento más feliz está por venir. Noviembre y diciembre es cuando más seguido he jugado, me he ido encontrando bien, progresando desde mi vuelta. Y luego,
con la plantilla que tenemos, siempre hay que aspirar a más, pero con calma y paciencia que los que subieron los últimos años no estuvieron mucho tiempo en playoffs, se metieron en las últimas jornadas".