Ramón Enríquez volvía a aparecer en el once inicial del Málaga. La sanción a Genaro abría hueco en el centro del campo que el canterano quería aprovechar. No está siendo su temporada por culpa de las lesiones. Y eso que el hombro, por fin, ha dejado de dar problemas tras la operación a la que se vio obligado a someterse al final de la pasada campaña.
Pero le ha costado ponerse en forma y ganarse la confianza de un José Alberto que sabe que tiene en él un diamante por pulir, pero al que no estaba dando demasiada bola salvo en momentos muy concretos. Este era uno de ellos y el granadino lo sabía. Y
estaba siendo de lo mejorcito del Málaga cuando una mala caída le ha vuelto a torcer la sonrisa.
Inmediatamente notó algo extraño en su codo derecho y desde el suelo reclamó asistencia médica. Nada más llegar el doctor Pérez Frías se lo llevó con él a los vestuarios. Sufre, después del primer parte médico, una luxación. No parece, a priori, tan grave como señalaban sus gestos mientras abandonaba el campo.
Un contratiempo para Ramón, otro más, que a sus 20 años está en su primera campaña como miembro del primer equipo a todos los efectos.