El defensa del Levante, Róber Pier, señaló en declaraciones facilitadas por el club que está llevando bien la grave lesión de ligamento cruzado que se produjo en la penúltima jornada del pasado campeonato y abogó por no fijarse una fecha para volver y dejar que sea la rodilla la que dictamine los plazos.
"Estoy bien, con las lesiones de rodilla hay días mejores y otros peores, pero la actitud es muy importante. No agobiarte con los días malos y pensar en mejorar las cosas, no fijarte una fecha, que la rodilla sea la que mande para poder volver lo mejor posible y recuperarme al cien por cien", explicó.
El jugador gallego ha sido fichado este verano por el club valenciano, tras haber jugado en el Levante como cedido las tres últimas campañas.
"Para mí haber venido al Levante durante cuatro años ha sido algo muy bonito porque cada año que venía era una ilusión nueva. Este año no es menos, es en propiedad y para mí es una noticia buenísima, para el club también, por fin tenemos una estabilidad y creo que podemos hacer cosas bonitas", señaló.
El defensa central reconoció que nunca pensó que estaría tantos años en el Levante cuando fue cedido por el Deportivo en el verano de 2016.
"Nunca habría pensado estar aquí tantos años, pero estoy contentísimo, feliz. Este es mi cuarto año, significa que estoy a gusto, que todos me valoran aquí y tengo confianza en el vestuario. Ojalá podamos seguir consiguiendo objetivos como hasta ahora", agregó.
"Cuando llegué era muy joven, he ganado muchísima experiencia. Al principio no sabía manejar las situaciones que se daban en un partido, ahora administras mejor las emociones, he aprendido a jugar los diferentes tipos de partidos. He madurado y aprendido mucho aquí", prosiguió.
Róber Pier reconoció que el partido jugado la pasada campaña en Montilivi, en que se lesionó de gravedad y el Levante consiguió certificar la permanencia, fue el más emocionante de su vida.
"Ese día fue el de emociones más fuertes de mi vida. Tras la lesión estaba muy sensible, yo sabia que tenía algo grave, el doctor me había dicho que casi seguro era una lesión de rodilla de cruzado y vi la segunda parte desde la grada. Cada ocasión era un vuelco al corazón, estaba hipersensible", recordó.
"Al final del partido lloraba por cualquier cosa. En el viaje de vuelta, pasada la euforia de haber ganado, me vino todo lo de la lesión y el agobio, aunque al día siguiente era otra persona, que ya contaba los días para volver", concluyó.