Estadio Deportivo5 min lecturaGranada, 16 jun (EFE).- Carlos Fernández se ha convertido en uno de los delanteros de moda del fútbol español tras brillar en los últimos partidos con el Granada, tanto antes como después del parón por la crisis de coronavirus.
El Granada CF, que ya ha alcanzado la permanencia virtual en LaLiga Santander, ahora pugna por los puestos europeos liderado por el punta sevillano.
Carlos Fernández, de 24 años, ha vuelto en plena forma del confinamiento al anotar tres goles en los dos partidos disputados por el cuadro andaluz desde el regreso, uno en el empate de este lunes en el campo del Betis (2-2) y los dos que permitieron la remontada el pasado viernes ante el Getafe (2-1).
En el choque ante los madrileños el árbitro del partido, el riojano Soto Grado, otorgó como autor del primer gol andaluz al togolés Djené Dakonam en propia puerta ya que llegó a tocar levemente un balón que entraba, aunque la mayoría se lo apuntan a Carlos Fernández, que fue quien remató.
Incluida esta diana, el delantero acumula ya once goles esta temporada, ocho en Liga y tres en Copa, lo que le sitúa como el mejor artillero del Granada y el futbolista que con su acierto ha dado más puntos al equipo.
Su explosión en el Granada, donde milita esta campaña cedido por el Sevilla, se ha producido en los últimos encuentros, hasta el punto de que suma cinco tantos y dos asistencias en los seis partidos más recientes de LaLiga Santander en que ha sido titular, saldados con cuatro triunfos y dos empates.
Antes de sus decisivas actuaciones ante Getafe y Betis, fue clave con una asistencia y un golazo en la remontada ante el Espanyol (2-1), marcó otra gran diana para otorgar el triunfo a los suyos ante el Valladolid (2-1), dio al venezolano Darwin Machís el pase del gol del empate del Granada contra el Levante (1-1) y también fue titular en la goleada ante Osasuna (0-3).
Además, fue decisivo en el firme transitar desde enero del conjunto andaluz en la Copa y marcó también en el choque de vuelta de las semifinales ante el Athletic, en el que los granadinistas se quedaron a un paso de alcanzar la final.
Pero Carlos Fernández es mucho más que goles y asistencias. El punta, como demuestra en cada partido del Granada, es un jugador muy completo que domina casi todos los registros del juego y que puede actuar en cualquier lugar del frente de ataque: como punta único, de segundo delantero o partiendo desde banda.
A esto añade una habilidad especial para leer y entender el juego, sobre todo a la hora de moverse, encontrar espacios y asociarse con sus compañeros.
Fuera del campo muestra unos hábitos y una madurez poco habitual en futbolistas de su edad, como se puede comprobar cada vez que se coloca antes los medios de comunicación, con análisis de encuentros y reflexiones más propias de un técnico que de un jugador.
Tras quedarse la pasada temporada a punto de ascender a LaLiga Santander con el Deportivo de la Coruña, el espigado punta tuvo claro desde que se incorporó a la pretemporada del Sevilla que ante la presumible falta de minutos en el club hispalense su destino tenía que ser el Granada.
En el Nuevo Los Cármenes avalaba su llegada Diego Martínez, el técnico que le hizo crecer a pasos agigantados en la cantera de Nervión y que ahora le ha dado los minutos y la confianza necesaria para que, escoltado casi siempre por un delantero con galones y experiencia como Roberto Soldado, pueda mostrar todo su potencial ante los mejores equipos del país.
En Sevilla ya se habla sobre la posibilidad y la idoneidad de que, por fin, la próxima temporada tenga sitio en la primera plantilla del club de su vida, al que pertenece y con el que debutó en Primera con 17 años.
En Granada, donde dice ser muy feliz y ya se ha convertido en un auténtico ídolo, sueñan con que los astros se alineen para poder contar con él un curso más como cedido.
Es Carlos Fernández, el líder en 2020 del equipo revelación de LaLiga Santander, uno de los delanteros de moda del fútbol español, un futbolista diferente fuera y dentro del terreno de juego que ha explotado a los pies de La Alhambra.
Javier Aguilera